PARA NADIE es un secreto que antes o después de asistir al estadio El Campín, parte de la experiencia era visitar lo que se conocía como el Palacio del Colesterol, un establecimiento de comidas que desde 1962 ofrecía la reconocida ‘fritanga’ y cerveza a los aficionados y ajenos al fútbol. Pero ahora el lugar desaparecerá y solo quedará el sabor amargo de su recuerdo.
Todo comenzó, cuando en la cuenta de Twitter la Alcaldía de Bogotá publicó: “El proyecto APP El Campín, en etapa de factibilidad, será el mayor centro cultural y deportivo del país”.
De esta manera la Alcaldía de Bogotá anunciaba la Alianza Público-Privada (APP) con la cual se modernizará el escenario capitalino y se transformará en un moderno complejo deportivo. A su vez, dio a conocer que el proyecto contará con una ampliación de 45 mil espectadores con estándares FIFA, nuevas zonas verdes, un auditorio para Orquesta Filarmónica de Bogotá, además de ciclorrutas y escenarios.
En la página web la directora del IDRD Blanca Durán afirma que: “La transformación del estadio Nemesio Camacho El Campín incluye malla envolvente para ampliar las áreas internas de comercio, hotel, camerinos, museos. Rediseño de estructura para incorporar palcos, actualización de sala de prensa, salas VIP y adecuación de graderías retráctiles”.
En cuanto al Palacio del Colesterol dijo que son en total 56 locales de comida, de los cuales desde 2018 solo estaban ocupados 12. Añadió que no desaparecerá de la ciudad y será reubicado.
Ante esta situación, Heidy Sánchez, concejal de Bogotá, explicó a EL NUEVO SIGLO que la directora del Instituto Distrital de Recreación y Deporte nunca ha hablado de reubicación. “Tuvo que hacerse público para que la señora Blanca Durán pudiera hablar, porque nunca quiso darle la cara a la gente. No es una cosa tan fácil de decir que lo reubico en un parque, pero no les han hecho una propuesta puntual, de cuáles serían las opciones de dónde podrían dirigirse o algún tipo de ayuda económica, eso es falso”, agregó la concejal.
Se refirió al número de personas que aún mantenían sus puestos en ese lugar. “Son 12 familias que están allí que son las que han enfrentado la situación”, pero aclaró que el hecho de que ya no estén todos los puestos ocupados no es razón para sacar a las personas que se han mantenido en el sitio”.
Habla de algunas reuniones fallidas. “La primera se aplazó porque nadie del IDRD pudo ir, en la segunda nos dejaron plantados porque nadie llegó a la reunión. Y en la tercera reunión llegaron dos abogados que nos dijeron que ya había un contrato que estaba en jurídica, se entiende por eso que hay un proceso de contratación. Pero hasta hoy nada", finalizó Sánchez.