Proyecto volvió a hundirse en el Congreso. El martes habrá un debate de control político en la plenaria del Senado. A la iniciativa se le acabó el tiempo
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Un verdadero viacrucis es el que ha tenido que afrontar el proyecto de reforma constitucional que pretende crear 16 curules especiales de paz para las víctimas del conflicto armado, y que forman parte integral de los acuerdos suscritos con las desmovilizadas Farc.
La iniciativa se hundió nuevamente esta semana en el Senado de la República donde no hubo el cuórum suficiente para su aprobación en segundo de ocho debates, aunque ya había recibido la bendición de la Comisión Primera de esa corporación.
Ya a finales de 2017 se había hundido la propuesta también por falta de respaldo político del uribismo, pero un acuerdo entre partidos permitió volver a presentar el proyecto de acto legislativo en marzo pasado.
De hecho, cuando el proyecto se hundió en el Congreso, el Consejo de Estado debatía la legalidad del acto legislativo que incorporaba estos escaños al Parlamento, pues la discusión se centró en que al parecer hizo falta un voto en la plenaria de Senado para alcanzar las mayorías con que fue aprobada esa reforma.
Al final, el tema jurídico se zanjó y el acto legislativo tuvo luz verde, más no así la creación de dichas curules en el Congreso.
Ahora, el nuevo proyecto que comenzó a discutirse en agosto pasado y aprobado en septiembre por la Comisión Primera del Senado contó con el respaldo de las bancadas de Cambio Radica, Liberal, La U, Polo Democrático, Alianza Verde y Farc.
Como era de esperarse, el uribismo se apartó de su estudio argumentando, entre otras razones, que fue el ganador del plebiscito por la paz de 2016.
El senador Álvaro Uribe cuestionó en un trino la aprobación del proyecto en primer debate: “Qué vergüenza, un Congreso enorme, costoso, con curules sin votos y con delitos atroces y ahora le agregan 16 curules, ojalá el Gobierno pare esto”, escribió.
Ese texto, no obstante, incluyó algunas novedades para facilitar su trámite y lograr mayor respaldo.
El proyecto
El nuevo texto, que se hundió esta semana, establecía que para la elección de las 16 curules especiales de paz solamente podrán votar “los ciudadanos en ejercicio previamente inscritos” en la Unidad Nacional de Víctimas.
Además, los candidatos a estos escaños habrían tenido que presentar certificación expedida por esa Unidad para demostrar que están incluidos en el Registro Único de Víctimas.
De esta manera se pretendía blindar la posibilidad de que aspiren a llegar al Congreso personas que en el pasado firmaron acuerdos de paz o se hayan desmovilizado de forma individual. Así se habría evitado la presencia de exintegrantes de grupos armados ilegales.
También se prohibía la participación en esas elecciones de candidatos a nombre de los partidos y movimientos políticos que ya contaban con representación parlamentaria, incluido el partido Farc.
El proyecto de acto legislativo, que ampliaba de 166 a 182 el número de integrantes de la Cámara baja, establecía que el Presidente de la República convocaría a esas elecciones atípicas por una única vez un mes después de entrar en vigencia la reforma constitucional, y que los aspirantes a tales cargos tendrían financiación estatal, reposición de votos y anticipo del 50%.
Los candidatos a las 16 curules de paz tenían que ser postulados por las organizaciones de víctimas legalmente reconocidas, organizaciones sujeto de reparación colectiva, asociaciones campesinas y sociales, incluyendo las de mujeres y grupos significativos de ciudadanos que hayan estado creados antes del 1 de diciembre de 2016 y que contaran con acreditación de trabajo con víctimas o a favor de ellas.
Y lo más importante, que estas circunscripciones tendrían vigencia de dos períodos legales constitucionales, es decir, lo que resta del período legislativo 2018-2022 y el período completo 2022-2026. Durante esos mismos lapsos, las víctimas habrían tenido un representante transitorio con voz y voto en el Consejo Nacional Electoral.
Los 16 escaños especiales estaban distribuidos en los departamentos de Bolívar, Cesar y Córdoba, Arauca, Antioquia, Cauca, Caquetá, Chocó, Meta, Nariño Norte de Santander, Putumayo y Tolima, que fueron los más azotados por el conflicto armado.
Los reparos del uribismo
La bancada del Centro Democrático, que se ha opuesto abiertamente a la creación de estas nuevas curules para las víctimas, también ha planteado algunas reformas al proyecto.
Una de ellas es que en vez de 16 curules se crearan solamente ocho pero por circunscripción nacional, tal como se elige hoy al Senado, y que dos de ellas sean destinadas a los militares que también fueron víctimas del conflicto armado.
Pero a pesar de que ya el proyecto está prácticamente hundido por falta de tiempo, para el próximo martes se espera un debate de control político en la plenaria del Senado, donde según sus promotores, se busca “dejar en claro quiénes están en contra de la paz”.