Como lo publicó hace 20 días EL NUEVO SIGLO, el debate sobre la conveniencia de reducir la edad para poder ejercer el derecho al voto parece no tener puntos intermedios entre quienes la aplauden y quienes no la comparten.
Pero, ¿qué ocurre en el vecindario? En Argentina, por ejemplo, la era Kirchner dejó como parte de su legado la Ley del Voto Joven. Allí, desde 2012, se puede votar a partir de los 15 años. Con 16 se puede en Cuba, Nicaragua y Ecuador.
Argumentos
El senador Luis Fernando Velasco, del Partido Liberal, en la exposición de motivos de su proyecto, que luego se acumuló con el de reforma política presentado por el Gobierno, sostuvo que “la iniciativa de reducir la edad para votar en Colombia” responde “a necesidades propias que la democracia moderna plantea y que en ningún caso son ajenas a nuestro país”.
“La falta cada día más acentuada de jóvenes hace que su participación en la toma de decisiones sea incluida en los marcos normativos del mundo”, argumentó, precisando que los adolescentes de 16 años “tienen responsabilidades sociales y jurídicas. Los jóvenes hoy ya hacen parte activa en el trasegar jurídico del país y por ello no es desatinado pensar en darles la oportunidad de ser sujetos activos en la toma de decisiones que ya les conciernen”.
Por ejemplo, expuso Velasco, “hoy en Colombia un joven de 16 años puede obtener una licencia de conducción para transitar con responsabilidad por las calles. Es decir, que socialmente le permitimos asumir un riesgo controlado y lo consideramos con la capacidad suficiente en la toma de decisiones al punto de autorizarle ejercer una actividad peligrosa”.
Edad y ciudadanía
En 2014, el estudio ‘Ciudadanía política, voz y participación ciudadana en América Latina’, publicado por el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), precisó que “los esfuerzos por lograr la instauración de la democracia han dado frutos; salvo excepciones, la democracia no se ha vuelto a interrumpir en los países de la región, y su reconocimiento como la mejor forma de gestionar la política es un sentido común entre los ciudadanos. Sin embargo, el gran escollo que se encuentra en su proceso de institucionalización es que persisten grandes desigualdades en las sociedades”.
“Son los jóvenes quienes, en todos los casos (…) demuestran altos niveles de desafección respecto de la participación electoral. Este sector interesa especialmente porque son los líderes y protagonistas de las próximas décadas. Es imprescindible que se pongan en práctica políticas de cohesión intergeneracional, con el objeto de generar un diálogo en torno a las demandas actuales y su resolución”, anotó el informe.
Según la publicación de PNUD, “América Latina se caracteriza por contar en su mayoría con países que aún disfrutan del ‘bono demográfico’ –esto es, la predominancia de personas en edad productiva (jóvenes y adultos) por sobre aquellos en situación de dependencia: niños y adultos mayores–, y seguirán en esta condición hasta mediados de este siglo según estudios de la Cepal (2008)”.
“Es crucial por tanto, conocer la manera en que este sector de la sociedad ejerce su ciudadanía política y si sus intereses están representados de forma equitativa”, sostuvo el informe.
Precisó el documento del PNUD que, “respecto de la ubicación etaria de los ciudadanos, se llevó a cabo el análisis clasificando a los encuestados en ‘jóvenes’ y ‘adultos’, para así identificar la diferente proporción en que unos y otros expresaban haber participado en la última elección. Aunque es obligatorio votar en la mayoría de los países de América Latina, los jóvenes expresan mayores niveles de anomia y desconfianza hacia las instituciones políticas. El reciente estudio publicado por el PNUD sobre desarrollo humano y jóvenes en el Mercosur constata que los jóvenes perciben pocas oportunidades de participación sin diferencias significativas respecto de esta percepción por género, aunque sí por nivel socioeconómico, siendo los jóvenes de los estratos económicos más bajos los que perciben una menor posibilidad de participar en la toma de decisiones”.
10 años antes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llevó a cabo un estudio en el que recapituló las tendencias mayoritarias y predominantes en términos de participación, a través de las cuales los jóvenes dan “voz” a sus demandas”, resaltando entre otros aspectos que, por un lado, “se aprecia la creciente importancia que adquieren nuevas modalidades asociativas de carácter como los graffiteros, los skaters, los okupas y las bandas de música” que serían “modos de agrupación preferentemente masculinas que se apropian de determinados territorios urbanos y se encuentran en las principales metrópolis del continente”; y por otra parte, “el ejercicio de la ciudadanía a través de redes sociales, aunque permeada por factores socioeconómicos”, señalando que “se está presenciando un nuevo modo de participación que permite un vínculo directo con los actores”.
Otros continentes
Solo en 14 países del mundo pueden votar los menores de 18 años.
Irán tiene el récord al contar con un piso de 15 años mientras que en Chipre está permitido desde los 16 y en Indonesia desde los 17.
Además de Chipres, en Europa solo Austria ha instaurado el voto a los 16. En Eslovenia los jóvenes pueden votar a partir de los 16 si desarrollan algún trabajo remunerado. En Italia, el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo ha intentado en varias ocasiones abrir el debate sobre la edad para votar, pero ninguno de sus cinco proyectos de ley al respecto ha prosperado.