Son muchas las reacciones que ha suscitado en el país político la declaración del presidente Iván Duque sobre que “la extrema derecha nunca me perdonó que le gané”.
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“Soy de extremo centro. Yo creo en ubicar los temas que le importan al país bajo una visión que no esté sujeta a la polarización o al manoseo ideologizado. Yo creo que los extremos le hacen un daño terrible a la democracia”, manifestó el jefe de Estado en entrevista con la revista Semana, agregando que “no soy un uribista vergonzante. Cuando me preguntan por mi relación con Álvaro Uribe, respondo que es una relación de amistad fraterna, de aprecio, de respeto”.
Ya en mayo de 2017, siendo precandidato presidencial, Duque le había precisado al diario madrileño El País que “hay personas que me han tachado para deslegitimarme de comunista, de socialista, dicen que soy un infiltrado. A esas cosas siempre respondo con trabajo. Por lo menos dentro del uribismo tengo la inmensa tranquilidad de tener una afinidad con los postulados del presidente Uribe. Prefiero perder haciendo una política de altura, de ideas, de propuestas, que ganar con trampas”.
Aunque en el Centro Democrático a algunos dirigentes no les gustó el comentario de Duque en Semana (por ejemplo, la senadora María Fernanda Cabal trinó: “¿La extrema derecha son los conservadores y republicanos que le dieron con sus votos el triunfo a Uribe, a Santos y a Duque?”), otros consideran que precisamente la del presidente Duque es la línea de la colectividad.
Al menos así se desprende de lo dicho a EL NUEVO SIGLO por el senador vallecaucano Gabriel Velasco, quien sostuvo que “aunque algunos han buscado caricaturizar al Centro Democrático como un partido de extrema, este nunca ha sido un partido que apunte hacia los extremos. Hemos buscado, al igual que el presidente Duque, construir una colectividad donde habitan diferentes pensamientos que tienen como punto común la defensa de la democracia”.
Para Velasco, “el presidente Duque ha mantenido un llamado a la unión que debemos continuar”, anotando que ese “es el principal objetivo para proteger a nuestro país de cara al 2022”.
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Efectivamente, en su proclama política del 12 de octubre pasado, el expresidente Uribe le dedicó al menos una tercera parte de su manifiesto, que claramente delineó la estrategia para los comicios de 2022, a defender la gestión de su partido en la dirección del Estado, anotando que “con ejemplar dedicación presidencial, durante la pandemia, nuestro sistema de salud se ha dotado mejor y los actores han respondido con mayor presteza en la prevención y atención a los ciudadanos”. A esos resultados contrapuso las amenazas que, desde su punto de vista, afronta Colombia y que se deben conjurar en las elecciones; así, por ejemplo, manifestó que “la derrota de la impunidad y del narcoterrorismo, que son parteras de violencias que nos afectan, también constituye premisa para una mayor eficacia del principio de Seguridad con Legalidad, que guía al presidente Duque”.
Extremo centro
Pero ¿qué se piensa en otras orillas políticas? El senador Luis Fernando Velasco, del partido Liberal, le expresó a este Diario que “es evidente que en el Centro Democrático hay tendencias y el actual presidente no representaba precisamente la tendencia de más derecha, que podríamos llamar de extrema derecha, del Centro Democrático”.
“Creo que no deja de tener elementos de certeza el hecho de que ahí quedaron unas fracturas, porque el presidente pues le ganó a ese sector”, dijo el congresista caucano, aunque para él “el problema no es ese”, sino “que le ganó a la extrema derecha, pero terminó desarrollando programas de la extrema derecha”.
Consideró un ejemplo de ello, la intención “política de tratar de llegar a acabar la JEP”, anotando que “fue una tontería que desgastó dos años de su gobierno no entender que había un acuerdo de Estado, que era el acuerdo de paz. Y lo que debió hacer fue desarrollarlo y seguir adelante con los problemas del país, con los problemas económicos, los problemas de la desigualdad. O sea, gastó mucho de su capital político defendiendo ideas que no eran suyas: acabar con la JEP, transformar el proceso de paz”.
“Lo que uno podría decir es, como dicen los abuelos, mató el tigre y se asustó con el cuero”, puntualizó Velasco.
Desde otra bancada independiente en el Congreso, la representante por Bogotá, Ángela Sánchez, de Cambio Radical, recordó, en diálogo con este Diario, que el presidente Duque “resultó candidato de una coalición de partidos de centro derecha”, es decir que “no solo el partido Centro Democrático lo respaldó en segunda vuelta, sino también el Conservador, el partido de La U y sectores del liberalismo y de Cambio Radical”.
“Así mismo, en todo partido o movimiento político hay democracia interna y posiblemente algunos sectores del Centro Democrático no se sintieron del todo representados con su candidatura”, señaló, agregando que “en todo caso, abandonar los extremos políticos y apostarle a un discurso conciliador, como lo hemos hecho desde Cambio Radical, es una alternativa que elimina la polarización que tanto daño le ha hecho al país en los últimos años”.
¿Fractura interna?
No es de extrañar que la forma en que la oposición ve el tema difiera de las anteriores.
El representante por Bogotá, David Racero, de la Lista de la Decencia, le manifestó a este Medio que “se evidencia una fractura total dentro del Centro Democrático, el conflicto entre un presidente que tiene una imagen y popularidad por los suelos y un Centro Democrático que se quedó sin proyecto, sin agenda política”.
“Así que en una situación de crisis, como se evidencia siempre en todas las instituciones, empiezan a evidenciarse los conflictos, las tensiones, las peleas y es una prueba más del ocaso del uribismo”, planteó.
Por su parte, la también representante por Bogotá, Katherine Miranda, de la Alianza Verde, apuntó que el presidente Duque “y su partido representan la extrema derecha, lo que es evidente en sus políticas contra las libertades individuales, la poca o nula prioridad a los asuntos medioambientales, la política antidrogas y la decidida acción contra el acuerdo de paz”.
Miranda juzgó que “es una de esas declaraciones sin sentido del presidente Duque en las que pretende mostrar una realidad distinta. Otra cosa muy distinta es que el Centro Democrático esté roto por dentro. Lo cierto es que el presidente Duque es un gran representante de la extrema derecha”.