Varios investigadores de la Universidad de los Andes hicieron 10 propuestas a los dirigentes políticos, para que implementen un plan que le permita al país convivir con la continua amenaza del Covid-19, sin tener que renunciar al bienestar social y a la libertad de formular proyectos de vida.
Este estudio parte de un hecho incontrovertible, según reconocen, y es que “la enfermedad llegó para quedarse. Probablemente, faltan años para la certificación y masificación de una vacuna eficaz. Además, la epidemia y las decisiones adoptadas tienen efectos que van más allá de la expansión del virus y la ralentización de la economía”.
De allí que Colombia requiere de un plan ambicioso que dote al país y a sus regiones de las capacidades necesarias para atender la vida en medio del coronavirus, y que trace de manera transparente una ruta para que las personas e instituciones retomen la dirección de sus vidas y actividades. ¿Cuáles son?
1. Pruebas aleatorias
El manejo de los riesgos de salud, en un contexto de reactivación social y económica, requiere, mientras aparece una vacuna, la realización extensa y continua de pruebas para identificar a las personas infectadas, rastrear sus contactos y aislar efectivamente a ambos grupos. No obstante, de acuerdo con los investigadores, las pruebas no deben hacerse solo a los enfermos, sino que se deben realizar pruebas aleatorias en grupos de alto riesgo por sus ocupaciones o nivel de movilidad.
2. Capacidad de manejo
Las capacidades de manejo no solo incluyen camas de UCI y dotación de equipos de bioseguridad para el sistema de salud; también, comprende la carga del sistema público de transporte, la disponibilidad de tapabocas para el uso general, el monitoreo y sanción para quienes deben estar aislados, además de la capacitación para personal hospitalario y carcelario en el manejo de los pacientes.
3. Metas claras
Las metas son fundamentales para que las medidas sean legítimas, socialmente entendidas y acatadas. Al mismo tiempo, evitan la proliferación de medidas contradictorias y confusas, reducen la incertidumbre y permiten, por lo tanto, que los actores privados crean en la recuperación.
Disminuyen la ansiedad y posibles problemas de salud mental al permitir que los ciudadanos proyecten sus planes de vida de manera coherente con el auto cuidado y el cuidado de los demás.
4. Comunicación efectiva
A intervalos frecuentes, las autoridades deben exponer los porcentajes de ocupación de la capacidad instalada, el avance en el cumplimiento de metas sobre esa capacidad, y la expansión de la epidemia. Esta información debe recogerse y publicarse para el país, los departamentos y las ciudades. También, resulta necesario diseñar estrategias de comunicación diferenciadas por grupos poblacionales. Se debe evitar la difusión de medidas que no están en firme.
5. Gobiernos alineados
Las relaciones entre los niveles nacional y subnacional del Gobierno deben ser efectivas, fluidas, informadas y respetuosas. La coordinación refuerza la efectividad de la comunicación, evitando los anuncios contradictorios entre diferentes funcionarios y dependencias. Las discrepancias generan confusión, reducen la efectividad de las decisiones y debilitan la confianza del público en las instituciones.
6. Estrategias diferenciadas
Ante la diversidad de las regiones, ciertas comunidades rurales o étnicas del país, que cuentan con mayores grados de autarquía alimentaria, pueden mantener un aislamiento inviable en otras comunidades. Estas diferencias exigen estrategias diferenciadas que se adapten a las realidades locales.
7. Comportamientos
Tras este periodo de aislamiento preventivo, las percepciones y comportamientos han cambiado, así como los hábitos de cuidado y autocuidado se han difundido entre la población. Por lo mismo, campañas de pedagogía ciudadana que resalten comportamientos ejemplares contribuirán a que los ciudadanos se apropien e internalicen estas costumbres adquiridas.
El fortalecimiento de las redes que permiten la conectividad, la comunicación y el teletrabajo resulta indispensable para contribuir al bienestar emocional y mental. Serán vitales la redefinición de los sistemas de movilidad urbana para ampliar la capacidad del transporte público, así como la promoción y aseguramiento del transporte en bicicleta y a pie en aquellos trayectos donde las condiciones lo permitan.
8. Brecha educativa
La crisis y la falta de presencialidad educativa minan los procesos de socialización y formación de los más jóvenes, además de agudizar las brechas entre zonas urbanas y rurales, sin dejar de lado entre los estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos. Por lo mismo, es indispensable garantizar la conectividad de todos los educandos en las diferentes regiones del país. A su vez, se requiere de un programa de remediación que ayude a quien no han podido seguir el ritmo de sus estudios, ponerse al día. Los protocolos de reapertura de las instituciones educativas deben abordar de manera cuidadosa los riesgos de aglomeración en el aula y otros espacios.
9. Mitigar la economía
Los esfuerzos de mitigación son indispensables para minimizar el aumento de la pobreza como consecuencia de la crisis. Políticas agresivas y decididas de apoyo a quienes se ven afectados, financiadas en parte con esfuerzos de redistribución, que son imprescindibles. A medida que se alarga la crisis, estos esfuerzos ganan importancia, pero también son más difíciles de financiar y requieren proyectar acciones de largo plazo, con mayor gasto social e inversión pública.
10. Focalizar atención
Las cárceles, así como las instituciones de cuidado interno de ancianos y personas con discapacidades son focos críticos de contagio. Requieren de medidas especiales como la focalización de intervenciones sanitarias, incluidas las pruebas generalizadas en esas poblaciones, además de la adopción de medidas extraordinarias para disminuir la densidad de su población.