Los senadores José Obdulio Gaviria, del Centro Democrático, y Gustavo Petro, de Colombia Humana, calentaron el debate del acto legislativo que reconoce al campesinado como sujeto de derechos que se discute hoy en la Comisión Primera del Senado.
Según Gaviria “este proyecto tiene una intención y es llevarnos a ser Venezuela. Este proyecto tiene un parecido muy extraño con los que hizo aprobar el entonces presidente (Hugo) Chávez en Venezuela que llegaron a resultados que todos conocemos. El mismo lenguaje, incluyendo el inclusivo. Así está en la ley venezolana: productoras y productores agrícolas”.
Para Gaviria, una ley de este tipo “llevó a que un país con absoluta y total autosuficiencia en siete u ocho productos agrícolas, prácticamente tengan que ser importados al 100%. Además que un país que tenía una balanza comercial en productos agrícolas bastante aceptable, hoy no tenga con qué importar, es inconcebible. Este proyecto no es a favor de los campesinos. Al contrario, conduce a lo que siempre han conducido las políticas socialistas en el campo. Basta recordar a Ucrania en la década del 20. Allí hubo una hambruna programada como consecuencia de las políticas de colectivización obligatoria”.
Sin embargo, Petro aseguró que independientemente que los ministros asistan o no a la discusión de hoy, el debate “no se puede aplazar como pasó la semana pasada. Se tiene que escuchar a los jefes de cartera, pero este no es un requisito. Yo no puedo entender cuál es la lógica para que el Ministro no venga a una sesión donde se van a tratar de aprobar derechos al campesinado de Colombia. Si un Ministro no entra a un debate de ese tenor o cree que los campesinos son invisibles no debería estar en el cargo. La excusa no es justificable para que no esté en el Congreso. Un acto legislativo no tiene que ver con la presencia de los ministros”.
Contradiciendo los argumentos de Gaviria, consideró que “si Hanna Harent tenía razón –y no estoy hablando de una comunista castrochavista, sino de una judía perseguida por Hittler–, la base de una Nación es el campesinado. Y si una señora de ese calibre intelectual estudiando la historia de los pueblos llega a esa premisa debe ser cierta. En lugar de poner excusas es mejor que digan la verdad que no quieren que el proyecto pase. Entonces o no quieren que el proyecto pase porque es del Polo, lo que es una aberración democrática, o dos: que al gobierno le importa un comino el campesinado”.