Gabriel Sonny Cubillos
Periodista de EL NUEVO SIGLO
A PESAR de que en Colombia han crecido de forma desproporcionada las pandillas urbanas, aún no alcanzan el nivel de organización e impacto delincuencial que viven varios países de Centroamérica.
Al respecto el comisionado (equivalente al grado de general) Hugo Ramírez, agregado policial de la Embajada de El Salvador en Bogotá, indicó que su país está dispuesto a compartir con Colombia la experiencia de cómo han enfrentado ese flagelo, especialmente de cara al posconflicto en caso de que fructifiquen los diálogos de paz en La Habana.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ha hecho El Salvador para enfrentar el fenómeno de las maras?
HUGO RAMÍREZ: Desgraciadamente en el país, digamos, la principal causa es la emigración enorme de salvadoreños hacia Estados Unidos, fundamentalmente en la zona de California, Los Ángeles, emigración por motivos económicos; pero también en el marco de la guerra por motivos de seguridad mucha gente emigra. Tenemos un poco más de dos millones de personas viviendo en esa parte de los Estados Unidos y si bien han contribuido con sus remesas a mantener un poco a flote la economía del país, también hemos tenido dificultades graves como es precisamente ese costo social que estamos pagando, que es el desarrollo prácticamente de una subcultura pandilleril que nosotros no teníamos y que es producto precisamente de esa migración.
Surgieron en los Estados Unidos estas dos pandillas que son las que se mantienen permanentemente en conflicto, la Mara Salvatrucha y la Pandilla 18. La Pandilla 18 no necesariamente tiene componentes solo salvadoreños sino que hay mexicanos y de otras nacionalidades, pero la Salvatrucha sí es una pandilla que tiene precisamente el sello de los salvadoreños, aunque se ha extendido a Guatemala y a Honduras, lo que se conoce como el Triángulo Norte, que es donde más tenemos problemas de pandillas.
En el país hemos ensayado distintas formas de combate, desde las más represivas hasta últimamente que se ha establecido una especie de tregua entre las pandillas y que ha posibilitado que se abran otras opciones de reinserción social y de atención a las causas que generan precisamente el surgimiento y fortalecimiento de estas estructuras. De ser un fenómeno puramente urbano, pasó a ser un fenómeno que abarca lo rural y prácticamente se extendió a nivel nacional. El país no pensó en ese problema del posconflicto que se desarrolló de una manera acelerada, y como le decía, todavía no podemos decir que hemos superado el problema porque es muy complejo.
Los problemas complejos no se resuelven con soluciones fáciles. El país en este momento está haciendo cálculos, le va a costar mucho dinero para poder, no solo abrir procesos de reinserción social sino evitar que más jóvenes y niños ingresen. Todavía estamos lejos, aunque se ha disminuido el principal delito, que es el tema del homicidio, se ha reducido drásticamente.
ENS: ¿Qué experiencia del combate a la criminalidad que hace la Policía colombiana considera que sería aplicable en su país?
HR: Tengo poco tiempo de estar en Colombia, pero por las visitas que he hecho en el tema de drogas, de inteligencia policial, hay muchas áreas en donde a través de la cooperación la Policía de Colombia pudiera fortalecer el trabajo que la Policía Nacional Civil del Salvador hace, y creo que vale la pena intercambiar con la Policía de Colombia y con otros sectores porque las pandillas no son un problema únicamente de policías. Esa fue una de las dificultades que nosotros tuvimos, enfrentar el problema como puramente de seguridad pública y no como un problema social, que requiere un tratamiento diferente y en donde tienen que participar otras instituciones del Estado. Entonces se dejó crecer el problema y hoy tenemos las consecuencias.
Esa experiencia, nosotros con gusto la podemos trasladar para que posterior a la firma de la paz, que espero que Colombia logre en el corto plazo tener resultados en ese sentido, visualizar cualesquier otras formas de criminalidad que no existen en este momento, pero que pudieran darse.
Avances
El comisionado Ramírez dijo que a pesar de que El Salvador ha logrado importantes avances en el combate de las pandillas “todavía tenemos a nivel nacional muy extendido el problema de la extorsión económica y otros tipos de criminalidad que generan”.