El viejo dicho acuñado hace ya mucho tiempo por un reconocido exministro del Interior de que “la política es dinámica”, hoy cobra más vigencia que nunca.
Y es que a escaso año y medio de haber asumido la administración nacional el presidente Iván Duque, ya comienza a evidenciar la necesidad de hacer ajustes de fondo en su relación con los partidos de la coalición que lo han venido apoyando desde el Legislativo, y que reclaman “mayor representación en el Gobierno”.
Para muchos observadores si bien es loable la intención del Primer Mandatario de integrar su gabinete más por capacidades técnicas de sus ministros que por cuotas burocráticas, también es cierto que esta postura parece insostenible en el tiempo.
No en vano, en las últimas semanas Duque ha sostenido, por separado, reuniones con diferentes partidos. Ya lo hizo con el partido conservador, que abiertamente ha pedido “mayor representación”; también el Partido de La U, que está ‘pidiendo pista’ para ingresar al gabinete, y con el Partido Cambio Radical, que se da por descontado que muy pronto se declarará de gobierno para ingresar a la coalición y, de paso, al gabinete ministerial.
Incluso, aunque el Partido Liberal se declaró como colectividad independiente, bien podría aprovechar la oportunidad que la da por una sola vez el Estatuto de la Oposición para cambiar de parecer, pero difícilmente se prevé que lo haga.
No obstante, si bien “la política es dinámica”, también es cierto lo que decía un patricio costeño: “En política lo único cierto es lo que ya pasó. Esto para decir que se ha comentado que el presidente Duque ha dialogado en varias ocasiones, no en la casa de Nariño, pero al parecer sí telefónicamente, con el jefe único del Partido Liberal, César Gaviria Trujillo.
Así las cosas, lo que se prevé en el corto plazo es que el Jefe de Estado dé el “timonazo” que le han pedido desde distintos sectores para que mejore su gobernabilidad y consiga el respaldo mayoritario de las distintas bancadas con representación parlamentaria.
Quiere decir que el noble principio de “cero mermelada” que ha mantenido hasta el momento el Jefe de Estado, seguramente tendrá que revaluarlo, aunque es impredecible saber cuándo y cómo, pues esas sí son decisiones exclusivas de su fuero constitucional y su capacidad de maniobra política.
Muchos guiños
En ese ajedrez político, donde solamente el Partido Conservador ha expresado pública y expresamente su interés por obtener “mayor representación en el Gobierno”, las demás colectividades esperan –casi que reclaman- un ‘timonazo’ de Duque en la integración de su gabinete ministerial.
Pero hasta que el Presidente no diga lo contrario, todo son especulaciones, pues fiel al principio heredado del jefe del Centro Democrático de tener ministros por cuatro años, los que han abandonado el cargo -Gloria Inés Borrero en Justicia; Juan Pablo Uribe en Salud; y Guillermo Botero, en Defensa- lo han hecho “por razones personales”.
Además, el gabinete ya tuvo un enroque, cuando Carlos Holmes Trujillo pasó de la Cancillería a Defensa, y lo remplazó en el Ministerio de Relaciones Exteriores la exembajadora y miembro de Diálogo Interamericano con sede en Washington, Claudia Blum.
Lo cierto es que es evidente que se avecina un ajuste ministerial en varias carteras pues sus titulares han expresado que quieren salir nuevamente al sector privado.
Sin embargo, hay casos como el Ministerio de Salud que está en interinidad hace ya un mes largo, y aunque suenan varios nombres el presidente Duque aún no se decide por su sucesor.
También es conocido que la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, está pidiendo relevo desde octubre del año pasado, o que el titular de Agricultura, Andrés Valencia, ya se despidió de sus asesores.
Suenan nombres
A todo ello se suma que la semana pasada renunció Francisco Santos a la embajada en Washington, la más importante para el Gobierno, y aunque Duque le ofreció “otro cargo”, el diplomático lo rechazó argumentando que quiere “opinar con libertad”.
Quiere decir que el presidente Duque ha demostrado que no tiene afán para hacer estos ajustes, y menos aún que se está dejando presionar.
Por ahora se sabe que el Partido Conservador le está coqueteando al Ministerio de Ambiente, y para ello envió una lista de 37 nombres de dirigentes políticos, empresariales y líderes de la colectividad para ser evaluados.
Allí figuran nombres como los exsenadores Hernán Andrade y José Darío Salazar, y la exmagistrada María Mercedes López, entre otros.
De Cambio Radical, colectividad que ha estado muy cercana en los últimos meses a la Casa de Nariño, se dice que en los próximos meses echaría mano del Estatuto de Oposición para declararse de Gobierno y, por consiguiente, entrar al Ejecutivo.
Más aún, el rumor es que al exalcalde de Barranquilla Alejandro Char ya le habrían ofrecido un Ministerio pero este lo rechazó.
Pero hay otros nombres cercanos a Germán Vargas que estaría contemplando el Gobierno: Germán Córdoba, actual director (e) de Cambio Radical, el exgobernador del Huila Carlos Julio González y el exgobernador de Cundinamarca Jorge Rey.
También se ha mencionado al actual secretario de Salud de Barranquilla, Luis Alexánder Moscoso (cercano a la familia Char) y al Gerente General de Nueva EPS para el Ministerio de Salud.
El Partido de la U, que ya se reunió con el presidente Duque, está impulsando el nombre de la exgobernadora del Valle Dilian Francisca Toro para ocupar la cartera de Salud, incluso se ha planteado al excongresista Manuel Guillermo Mora para otra cartera.
Un cambio que se ha dado como fijo es el ‘enroque’ de la ministra de Trabajo, Alicia Arango, quien pasaría al de Interior, por ser una de las ‘fichas clave’ del Centro Democrático en el Gobierno.
Y suena con insistencia el nombre del exdirector de Planeación Nacional, Simón Gaviria, de quien se dice ingresaría a remplazar a Pacho Santos en la embajada en Estados Unidos, aunque otros lo ven reemplazando a Alberto Carrasquilla en la cartera de Hacienda.
Con todo, mientras el presidente Duque no tome decisiones, el sonajero ministerial no pasará de ser eso, un sonajero.