EN MENOS de mes y medio, el presidente Gustavo Petro sustituyó alrededor del 40% de su gabinete, lo que ha sido considerado como el cambio más grande de los dos primeros años del petrismo en el poder. Este último remezón, necesario para el Gobierno para “corregir errores” y enfrentar los desafíos de este segundo tramo de su mandato, tocó recientemente seis carteras neurálgicas: Interior, Justicia, Transporte, Vivienda, Agricultura y Educación. Semanas atrás hubo otros dos ajustes, en Cancillería y Comercio Exterior.
Estos cambios han generado todo tipo de debates en el país, ya sea por la postura radical que se manifestó desde la Casa de Nariño tras el anuncio hecho por el nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, de convocar vía Carta del 91 una asamblea nacional constituyente, o por una supuesta falta de experiencia de algunos de los nuevos funcionarios, como la de Daniel Rojas para dirigir el Ministerio de Educación, que, según denuncias de la oposición política, podría afectar la ya cuestionada formación académica de los jóvenes colombianos.
En medio de la polémica sobre la decisión presidencial de sustituir su nómina al cumplir sus primeros dos años en el poder, EL NUEVO SIGLO consultó a decanos y expertos políticos de reconocidas universidades del país, para conocer su posición frente a dos preguntas específicas: Desde el punto de vista político e ideológico, ¿cómo se percibe el cambio de ocho ministerios en mes y medio? Y, ¿cree que, con base en estos cambios, habrá un ‘timonazo’ para la segunda parte de este Gobierno?
Angelika Rettberg, profesora del Departamento de Ciencias Políticas y decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, aseguró que los cambios representan el retorno y consolidación del equipo de trabajo de Gustavo Petro desde la Alcaldía de Bogotá.
“Petro está buscando a las personas que van a defender su propuesta programática. No sé si lo van a lograr, ya que a quienes está nombrando no son necesariamente personas con capacidad de negociación electoral, con experiencia en la política programática, ni con relaciones en el Congreso”, destacó.
Por su parte, Sebastián Líppez de Castro, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, indicó que dicha sustitución puede entenderse como un cambio lógico después de un cierto desgaste de algunos de los ministros durante un determinado periodo de trabajo.
“No es algo enteramente sorpresivo; más bien, es algo casi que rutinario en algunos casos, más tratándose de Gustavo Petro, que en su anterior experiencia como mandatario, en este caso de Bogotá, también se caracterizó por numerosas sustituciones en su gabinete”, determinó.
Aun cuando estos movimientos resultan rutinarios, destacó que los nuevos nombramientos han enviado un preocupante mensaje al país. “En sus explicaciones sobre el cambio ministerial, Petro habla de corregir errores y de realinear estrategias. Entonces, estas afirmaciones llevan a uno a cuestionarse si realmente los equipos de trabajo de Petro están alineados, si realmente comparten una visión y si logran desarrollar lo que el presidente les ha pedido a cada uno de ellos”.
También cuestionó el hecho de que el mandatario argumente que parte de los cambios se debe a la poca acción de los ministros frente al avance de sus reformas en el Congreso, restándose él mismo responsabilidad por los desaciertos que ha habido durante el trámite de estas propuestas.
“Es como si se estuviera escudando en la labor de sus ministros, como si no tuviera nada que ver en esa gestión propia del Gobierno. Entonces, esa fractura con sus equipos es permanente, desde tiempo atrás. El presidente pareciera delegar en los ministros, pero luego se olvida de trabajar de la mano con ellos y espera unos resultados sin importar lo que tenga que ocurrir en los ministerios”, apuntó.
La politóloga y magíster en Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, magíster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford y decana de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Olga Illera, afirmó que los cambios ministeriales a dos años del gobierno Petro se entienden de varias formas.
“Tener gente de su confianza, de un entorno cercano a su proyecto político. Muchos de los cargos han tenido en algún punto algún contacto con él. También hay otro, que es dar manejo político a aquellos perfiles que no son de su círculo, pero atendiendo a un criterio de gestión y a una necesidad de desarrollar la agenda, implementar compromisos y tener manejo en el Congreso para mayor articulación y credibilidad. Es decir, gente que ha estado en otros gobiernos, pero tiene los nexos y vasos comunicantes que le permiten gestionar”, dijo.
Julio Londoño Paredes, decano de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, aseguró que “Petro se radicaliza aún más. Quiere sacar adelante sus postulados. Hace 40 años está pensando en ello. No va a desperdiciar el momento para hacerlo”.
Además, señaló que “es evidente que de ahora en adelante buscara a toda costa la constituyente”.
Por su parte, Jorge Yarce Tamayo, analista político de la Universidad Central, destacó que es común que los gobiernos con coaliciones amplias, como lo fue el periodo inicial del presidente Gustavo Petro, inicien gestión con una gran participación de esa coalición amplia, representatividad en los órganos del poder público y en la conformación del Gobierno.
“Pero en la medida en que avanza el Gobierno, es natural que esa coalición vaya perdiendo terreno y el proyecto político e ideológico con el que se triunfó en urnas, se ponga en primer lugar sobre los intereses de los miembros de las distintas estructuras políticas que hicieron parte de esa coalición”, indicó.
El ‘timonazo’ de Petro
Sobre si el gobierno Petro tomará un cambio de rumbo en la forma de hacer política para este segundo tramo, los consultados por EL NUEVO SIGLO están escépticos. Angelika Rettberg, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de los Andes, no ve posibilidad de un ‘timonazo’ significativo.
Al contrario, las últimas decisiones de la Casa de Nariño “consolidan algo que estábamos viendo, que es la diferenciación de Petro y sus intentos iniciales de acercarse al centro y construir una alianza amplia”.
“(El presidente) busca concentrarse en su equipo ideológicamente más cercano y más representativo de su agenda programática inicial. En breve, creo que está nombrando personas cercanas a la agenda con la que ganó la presidencia, no la agenda de sus primeros meses de Gobierno cuando buscó acercarse a sectores no afines a su agenda”, respondió.
Sebastián Líppez de Castro tampoco cree que haya un ‘timonazo’, ya que las propuestas y reformas que el presidente propone en el Congreso son las mismas de hace dos años.
“El tránsito de la reforma laboral y todo el tema pensional continúa adelante. La reforma educativa se va a volver a presentar. Parece señalar que importa más la alineación ideológica con esas propuestas y no tanto la capacidad técnica y eso, por ejemplo, se refleja en el caso de educación; es más el compromiso con la reforma de sacarla adelante”, dijo.
Por su parte, el politólogo Jorge Yarce Tamayo manifestó que el Gobierno no está dando un timonazo de su proyecto político. “Todo lo contrario, están focalizando sus esfuerzos para ir juntos en la misma dirección, reduciendo la participación de otros actores políticos dentro de la misma estructura de poder, sin renunciar a lo que ha sido su plan programático y contexto ideológico y político”.
Pero Olga Illera, decana de Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, de alguna forma sí habrá un ‘timonazo’.
“¿En qué sentido? El poner a personas cercanas a su corazón, que de pronto no tienen tanta trayectoria, habla de esa necesidad que tiene de controlar ciertas áreas prioritarias para el desarrollo de su plan de gobierno, áreas donde han existido dudas y cuestionamientos sobre, por ejemplo, los tiempos de ejecución, sobre la capacidad de desarrollar e implementar agenda, sobre la capacidad de corregir algunos errores”, puntualizó.