Hoy se inicia un plan piloto con 100 de estos artefactos para la policía de vigilancia, uniformados de los diferentes cuadrantes en la ciudad de Bogotá.
El objetivo es utilizar este tipo de elementos considerados ante el DIH como ‘armas de letalidad reducida’, pues pruebas desarrolladas en los últimos 30 años demuestran que no generan lesiones graves a personas con algún tipo de discapacidad, peso, tamaño o inclusive con afecciones cardiacas o que usen un marca paso. De otro lado, es fortalecer el uso de este tipo de instrumentos que reemplazarían el uso del arma de fuego en actividades del servicio o en la reacción policial frente a la comisión de algún hecho delincuencial.
El dispositivo electrónico en el cuerpo humano logra un alto grado de indefensión, en la medida que emite 1,2 miliamperios, una cantidad similar de energía con la que funciona nuestro organismo y sistema nervioso, al tener contacto con alguna parte del cuerpo humano, en cuestión de milésimas de segundos hace desconectar los ‘axones’ y es por ello que la persona es fácilmente controlada o neutralizada.
El aparato de fabricación americana puede ser utilizado de dos maneras. La primera es generar el contacto del dispositivo con cualquier parte del cuerpo humano, y la segunda, es desplegando cualquiera de los dos cartuchos con que cuenta el equipo que puede tener un alcance de hasta 7.5 metros y que es efectivo en cualquier lugar del cuerpo, sin importar que tipo de prendas vista la persona a la que le fue disparado dicho cartucho.
Cuando un cartucho de estos hace contacto con el cuerpo humano, genera el mismo desgaste físico al que tendría cualquier persona al realizar dos horas de entrenamiento o actividad física exigente; no genera cortos circuitos o descargas eléctricas altas como lo realizan los conocidos ‘tábanos’ que se comercializan en algunos lugares.