Con un debate sobre el sistema interamericano de derechos humanos, cuestionado por países del grupo Alba que pretenden reformarlo mientras que otras naciones encabezadas por Estados Unidos apoyan ajustes sin imposiciones, concluyó en Bolivia la Asamblea General de la OEA.
Cancilleres, embajadores y delegados de los 34 países del hemisferio fueron convocados a Tiquipaya, en el centro de los fértiles valles de Bolivia, con la temática central de seguridad alimentaria, aunque el asunto de derechos humanos se posicionó como número uno en la agenda.
Venezuela, Ecuador y Bolivia, integrantes del Alba, elevaron sus críticas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) e incluso sobre la misma OEA, tildándolas de estar supeditadas a intereses estadounidenses, por lo que reclaman reformas e incluso han alertado sobre su desaparición.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) está integrada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda.
"Tienen que haber profundos cambios en la OEA, y si no hay profundos cambios, con seguridad la OEA se morirá, sirviendo al imperio", insistió en rueda de prensa el presidente boliviano Evo Morales.
Morales había utilizado casi la misma frase en el acto de inauguración de la 42 asamblea el domingo pasado, ante los delegados y el secretario General de la OEA, el chileno José Miguel Insulza.
El mandatario boliviano, que llegó al poder en enero de 2006, indicó que si no hay cambios en la OEA y la CIDH, entonces -según él- será responsabilidad de Estados Unidos que esos organismos desaparezcan.
"Tampoco quisiéramos que se muera la OEA, pero mientras haya intransigencia y prepotencia del gobierno de Estados Unidos, en especial dentro de la OEA, seguro que el autor que elimine la OEA será Estados Unidos", advirtió Morales.
Morales siguió la misma línea crítica manifestada el lunes por su par ecuatoriano, Rafael Correa, quien llegó a la sede de la asamblea de la OEA para disparar contra la OEA y el sistema de derechos humanos, que también integra la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El mandatario ecuatoriano criticó la "falta de eficacia y representatividad" de la OEA y argumentó que "es necesario transformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos para que sus organismos protejan auténticamente los derechos de los ciudadanos".
Venezuela también se ha sumado a las críticas, en correlato al anuncio hecho a fines de abril por el presidente Hugo Chávez, de que su país se saldría de la CIDH, denunciando una acción política en contra del régimen bolivariano.
Otros países miembro consideran que se necesitan ajustes en esos organismos, aunque rechazan las imposiciones de los gobiernos en los acuerdos para restarle independencia y autonomía a la CIDH, como dijo en Tiquipaya la secretaria adjunta de Estado para América, la estadounidense Roberta Jacobson.
"Queremos sí reformar y perfeccionar la OEA y sus instituciones, pero significa que tenemos que trabajar constantemente para llegar a un consenso de cómo podemos implementar ese objetivo", afirmó Jacobson, al reiterar que no debe haber imposiciones.
En representación de Colombia, la canciller María Angela Holguín llamó por su parte a los países a "concertar acuerdos”. (Ver página 8ª)
En el cierre del a cita se presentaron informes de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo que generó un debate sobre qué hacer con el conjunto del sistema de seguridad, pero de los desacuerdos y las posiciones irreconciliables no pasó.
El tema de seguridad alimentaria y que era lo que había convocado el cónclave mereció una resolución en la que los países miembros ratifican su compromiso por mejorar esa problemática a nivel local y regional.
Otros asuntos que estaban en la carpeta, como la demanda boliviana a Chile por una salida soberana al mar y el reclamo de Argentina sobre las islas Malvinas en su diferendo con Gran Bretaña, quedaron allí, engavetados./EL NUEVO SIGLO - AFP