¡Pobre Cauca! Cuando el presidente Santos anunció su regreso al departamento del Cauca, los habitantes de esa martirizada región se preguntaban: ¿Cuántos billones de pesos nos vendrá a ofrecer? ¿Nos va a arreglar nuestras carreteras intermunicipales? ¿Lograremos recuperar el buen título que hemos tenido como cuna ejemplar de presidenciales? ¿Vendrá, como hace año y medio, a ver otro partido de fútbol mientras nuestras Fuerzas Militares se debatían con la insurgencia y él, en compañía del ministro de turno, esperaba cantar unos goles de nuestra Selección que nunca llegaron?
Otros interrogantes. ¿Vendrá Santos al Cauca a promover un “picadito” futbolero como el que inspiró Sergio Cabrera en su película “Golpe de estadio”, en la que terminaron participando los guerrilleros, enfrentados a un combinado de policías? Porque Toribío ha padecido durante los últimos diez años 500 ataques guerrilleros. Y las casitas de sus moradores no han recibido, siquiera, una untadita de mermelada. ¿Será que viene a regañar al senador Aurelio Iragorri porque denunció que el Cauca está en guerra? ¿O a regañar al gobernador por contarle que así es imposible gobernar?
Debate público. No hay duda de que el tema de la inseguridad vuelve a estar en primera línea. Las Farc están atacando con manifiesto propósito desestabilizador. No tienen antecedentes las acometidas contra la inerme población civil en el Cauca. La lucha subversiva está en su plenitud. Mientras tanto, el Gobierno dice que se trata de acciones desesperadas de la insurgencia; que el Ejecutivo central tiene completo dominio sobre la zona y que el arrinconamiento de la guerrilla se debe al acoso a que está siendo sometida por las fuerzas regulares.
Suspenden Consejo. Santos canceló un Consejo de Seguridad que tenía previsto en Cúcuta con razones poco justificadas, para irse con todos sus ministros a Toribío, Cauca, a ponerle ineficientes paños de agua tibia a los gravísimos hechos que allí se presentan. ¿Para qué un Consejo de Ministros si los daños ya están consumados? ¿Para qué un despliegue mediático si los pobladores de ese martirizado municipio ya han decidido echar abajo las barricadas que levantó el Ejército? ¿Para qué proteger a los civiles amenazados si se han trasladado a otros lugares?
Santos gobierna como si no viviera en la Colombia amedrentada por el terrorismo y como si la guerrilla estuviera en plan de aceptar negociaciones en un iluso marco para la paz que aprobó el Congreso.
Reuniones inútiles. Con lo dicho en todos los Consejos de Seguridad se ha demostrado que son tan estériles como la Comisión de Acusaciones de la Cámara, la Comisión de Televisión, la Sala Disciplinaria del Consejo de la Judicatura y la Comisión de Relaciones Exteriores.
¿En qué país vivimos, doctor Santos? ¿Usted sabe para dónde vamos? ¿Con un Congreso desprestigiado, unas Fuerzas Militares desmoralizadas por cuenta de las purgas que la Justicia ordinaria les viene aplicando, con unas Cortes desacreditadas, con el narcotráfico amangualado con la guerrilla montando su propio negocio, haciendo imposible nuestra convivencia y un Presidente al que nadie le cree?