Sábado, 11 de Junio de 2016
Ante la dramática situación que afecta a muchas familias en el territorio chocoano, por causa del fenómeno de la Niña, el obispo de Istmina – Tadó, monseñor Julio Hernando García Peláez, reclamó del Estado una vivienda digna para sus habitantes.
“Sería muy bueno mejorar de una vez las condiciones y la calidad de vida en vivienda, sobre todo para las madres que son las que tienen 3 y 4 hijos, una vivienda más digna que no sea inundable y así solucionar la problemática de algunas familias”, afirmó el prelado.
El obispo hizo un llamado a los organismos nacionales e internacionales y a todas las personas de buena voluntad, para que se solidaricen con la situación dramática que se vive en esta zona del Chocó.
“El fenómeno de la ola invernal ha generado en las poblaciones afro e indígenas, un colapso en todas sus actividades como han sido la educación, las siembras y en general toda la economía de la región”, aseveró.
El equipo de emergencias de la pastoral social nacional y diocesana sigue prestando la atención a los damnificados, apoyando a la población en albergues de salones parroquiales y en las mismas iglesias, y ofreciendo kits de alimentos, implementos de aseo, cocina, colchonetas, ropa y demás implementos que puedan ser de mucha ayuda para estas familias que hoy sufren.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advirtió que hay un 76% de probabilidad de que el fenómeno de ‘la Niña’, que aumentaría las lluvias en todo el territorio colombiano, se presente en el último trimestre de 2016.
Frente a esto, el Ideam hizo un llamado para que se tomen medidas preventivas, teniendo en cuenta que en el último evento de esta naturaleza, ocurrido entre 2010 y 2011, se dieron afectaciones en materia de daños por más de 11,2 billones de pesos, debido al aumento de los cauces de los ríos y los múltiples deslizamientos de tierra.
El instituto señaló que las pérdidas durante ese periodo de fuertes lluvias alcanzaron los 2,1 billones de pesos a nivel nacional, siendo los sectores de agricultura e infraestructura los que mayor afectación presentaron, seguidos por minería, industria y turismo, y el sector social.