Falta de profesionalización de conductores, nula ocupación, déficit de cobertura en el transporte público, ineficiencia administrativa y ruleta rusa para abordar fueron algunas de las deficiencias del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) enumeradas ayer durante un debate de control político en el Concejo de Bogotá.

Ante el cúmulo de quejas, la Administración determinó citar hoy a las 2 de la tarde a los concesionarios del SITP. Así mismo, hoy, en las horas de la mañana, en la Comisión del Plan, sigue el debate al sistema y donde se solicitarán cambios estructurales.

En este sentido, la concejala Liliana Guáqueta, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), solicitó a la Administración distrital se inicie de manera urgente la profesionalización de los conductores del SITP y de Transmilenio.

“Es inexplicable cómo las empresas transportadoras pretenden entregar a las calles bogotanas conductores con tan solo 85 horas de capacitación, después de que muchos de ellos tienen años de experiencia en la guerra del centavo, que les dejó la anticultura ciudadana y que hoy reflejan cifras de accidentalidad como estas: 1.240 accidentes de tránsito entre motocicletas y buses del SITP, 129 conductores ebrios, 420 accidentes de tránsito con  lesionados y 16 muertos”.

Para el concejal Antonio Sanguino, copresidente de la Alianza Verde, el sistema se encuentra en riesgo porque presenta serias dificultades en la ampliación de su demanda, fragilidad económica de los operadores, problemas en la accesibilidad y calidad del servicio.

“La demanda proyectada en el modelaje del componente zonal está lejos de alcanzarse, ya que a 23 meses de implementación solo alcanza el 13 por ciento de ocupación. Resulta grave que los ingresos percibidos por pasajes permitirían al Distrito reducir las transferencias al sistema para su sostenimiento. Durante los últimos dos años el distrito le habrá transferido al sistema recursos por un valor de un billón de pesos, pese a que cuando se diseñó se había proyectado transferencia por cerca de $750.000 millones”, expresó Sanguino, caracterizando esa tendencia como “una vena rota”, que de no cauterizarse terminará por quitarle al Distrito recursos de inversión social para soportar la ineficiencia e ineficacia del sistema.

Por otra parte, el concejal Roberto Hinestrosa, vocero de Cambio Radical, advirtió el déficit de cobertura de transporte público por la baja implementación. “Mientras un bus azul transporta apenas 100 personas al día, un bus convencional traslada a 500 personas. Actualmente hay 5.300 buses del SITP en funcionamiento que transportan 530.000 bogotanos, mientras que 5.300 buses del sistema convencional transportan 2.000.650 capitalinos”.

Hinestrosa denunció que hay zonas donde la implementación no llega al 10 por ciento: “En la zona demarcada como Suba Centro solo el 3 por ciento de implementación, Perdomo con 9 por ciento y finalmente la zona de Fontibón tiene una implementación de 20 por ciento”.

Frente a las decisiones de la Administración, la concejala Nelly Patricia Mosquera, de La U, dijo que la situación del trasporte público es grave por la falta de administración, irresponsabilidad en las decisiones e inestabilidad gerencial de Transmilenio.

“Los 3 billones de pesos destinados al SITP a 2014 evidencian que el problema no es de recursos. El problema de la ciudad es administrativo y de capacidad de gestión. No hemos logrado generar las respuestas para que esta inversión se vea reflejada en la calidad de vida de los ciudadanos. De nada sirve tener recursos para infraestructura si no se cumple con la prestación del servicio”, dijo la concejala.

El concejal Javier Palacios, también de La U, señaló que la alta accidentalidad de los buses azules tocó fondo. “Según testimonios de los conductores, los obligan a cumplir a rajatabla con unas frecuencias de recorrido muy rigurosas y que debido a los trancones no las pueden realizar, lo que los obliga a exceder los límites de velocidad con el riesgo que esto implica para que se registren accidentes de tránsito”, dijo.