El nadador francés Philippe Croizon se convirtió este jueves en la primera persona amputada de sus cuatro miembros en alcanzar más de 30 metros de profundidad, logrando esta marca en Bruselas, en la piscina más profunda del mundo.

"Esto es enorme, un momento de gran alegría", declaró Croizon después de haberse sumergido y tocado el fondo de la piscina, a 33 metros de profundidad.

El antiguo obrero metalúrgico, de 43 años, fue amputado después de un accidente en 1994.

En esta prueba, se lanzó al agua junto a un grupo de belgas de entre 63 y 86 años. "En total sumamos más de 1.000 años de edad y cerca de 35.000 inmersiones en todos los mares del mundo", declaró Paul Sobol, de 86 años.

"Con esta prueba hemos querido demostrar que el buceo es un deporte maravilloso y accesible para todas las edades, a partir de ocho años, y con las discapacidades más graves", añadió el veterano buceador.

Croizon es un experimentado aventurero que nadó el Canal de La Mancha en 2010 y que ha unido los cinco continentes a través de los estrechos (como Gibraltar o Bering).

El francés sufrió la amputación de los brazos hasta los codos y de las piernas, a la altura de las rodillas, después de sufrir una descarga eléctrica de 20.000 voltios al tocar una línea de alta tensión mientras quitaba una antena de televisión en 1994.

"Entre morir y vivir, decidí vivir y renacer", declaró Croizon, una figura muy conocida en Francia.

En esta ocasión, Croizon utilizó para sumergirse un equipo de grandes aletas que unió a sus prótesis.

Guiado por otro buceador, alcanzó el fondo de Nemo 33, una piscina privada que atrae a especialistas de todo el mundo desde su apertura en 2004.

"Al principio, tuve un poco de miedo. Pero cuando llegué al fondo, no quería volver tan pronto", explicó Croizon sobre su experiencia.

Sobre su próximo desafío, el aventurero no quiso desvelar nada, aunque recordó que le gustaría nadar en el lago Titicaca, el más alto del mundo. "Cuando me pongo una meta, hago todo lo posible para lograrlo", concluyó.

AFP