Los obispos del mundo entero, reunidos en el Vaticano con motivo de la celebración del sínodo de la "Nueva Evangelización" lanzaron un "mensaje" a todos los católicos, instándoles a rechazar el pesimismo respecto al mundo contemporáneo, y a la Iglesia a "convertirse" más a las palabras de Jesús.
Desde el 7 de octubre y hasta el domingo, los 262 obispos están reunidos con el Papa para promover una "nueva evangelización", cuando las iglesias de occidente, especialmente en Europa, sufren una gran desafecto.
Como después de cada sínodo, los obispos lanzan a los 1.200 millones de católicos un "mensaje", que sintetiza cientos de intervenciones.
El "mensaje" pone de relieve el papel de las familias, las parroquias, los catequistas, los laicos, especialmente las mujeres, y las nuevas comunidades en la evangelización, pero en términos muy generales.
Las propuestas más concretas serán transmitidas al papa Benedicto XVI, quien redactará una "exhortación apostólica".
"No hay sitio para el pesimismo". "No negamos los desafíos de los fenómenos de la globalización, ni los tememos", afirmaron los padres sinodales.
Además dicen percibir en el ateísmo y el agnosticismo, también en "los más violentos", "una esperanza de respuesta adecuada".
"Es el mensaje de una Iglesia muy humilde, que admite que no comprende todo lo que pasa, que comparte las heridas de la sociedad. La humildad no es una estrategia. No tenemos otra opción", comentó el arzobispo de Manila, monseñor Luis Antonio Tagle, en rueda de prensa.
Tagle, de 55 años, que será ordenado cardenal a finales de noviembre, consideró beneficioso que la Iglesia fuera minoritaria: "en Asia somos una pequeña minoría. Así es la vida. ¡Es así como prosperamos!".
Los padres sinodales se muestran "preocupados, pero no pesimistas" por los jóvenes, sometidos a las "presiones más agresivas" y animan a los sacerdotes a tener al respecto "una actitud de escucha, de diálogo y de propuesta valiente".
Por otro lado, subrayaron que el concilio no pretendía "inventar estrategias, como si el Evangelio fuera un producto en el mercado de las religiones", pero sí lanzar "un llamamiento a la conversión" de la propia Iglesia.
"No hay ceguera, ningún obispo afirmó que no hubiera ningún problema. No hay una falsa serenidad", frente a los acontecimientos "escandalosos y dolorosos", se explica en el mensaje en alusión a la pedofilia de algunos sacerdotes.
"La evangelización no es contra alguien" y la Iglesia "rechaza todo fundamentalismo", dice el mensaje en una breve referencia al resto de religiones, especialmente el islam, que suscitó numerosas y preocupadas intervenciones.
En lo que respecta a Europa, los obispos expresaron el "reconocimiento" a sus iglesias del viejo continente, que mostraron su desánimo: se registraron "en Europa tomas de conciencia y de experiencias de fe, decisivas para la evangelización del mundo entero, desbordantes a menudo de santidad".
También se mencionaron la "riqueza del pensamiento teológico", las "múltiples formas del servicio de la caridad" y "la creación de una cultura humanista".
Por otro lado, los obispos invitaron a los sacerdotes a hacer de su iglesia una "casa acogedora para todos" para los "excluidos" y para los que viven en "situaciones familiares irregulares", que "permanecen como miembros de la Iglesia".