Papa dio otro paso firme para llegar a la periferia | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Jueves, 29 de Junio de 2017
Redacción internacional
Con el nombramiento de cinco cardenales esta semana, tres de ellos no europeos, el Papa intenta equilibrar las fuerzas en el colegio cardenalicio, que tiene 121 integrantes. Expertos dicen que dentro de sus planes podría haber una eventual renuncia

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Fiel  a su discurso a favor de los marginados, esta semana el papa Francisco nombró cinco cardenales, tres de ellos no europeos, demostrando su interés por llegar a regiones periféricas del mundo, donde el catolicismo prevalece o es una minoría que se ve amenazada por los extremismos religiosos.

En un acto en el Vaticano, el sumo pontífice le entregó el birrete y el anillo cardenalicio a Jean Zerbo, arzobispo de Mali, a Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, y también a Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, vicario apostólico de Pakse (Laos), a Gregorio Rosa, obispo auxiliar de San Salvador, a Juan José Omella, arzobispo de Barcelona.

Con estos nombres, poco conocidos dentro del Vaticano, el Papa ratifica su interés por copar, poco a poco, el colegio cardenalicio de religiosos que vienen de África, América Latina y Asia, donde viven la mayoría de católicos. 

Sobre estos nuevos nombramientos el vaticanólogo y decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de la Sabana, Hernán Olano, habló con EL NUEVO SIGLO. “El número de cardenales europeos, que es de 45, frente a los 121 que quedaron, y de los cuales 25 son italianos, demuestra la tendencia para un próximo Papa de un continente distinto al europeo, incluso al americano. Yo he ido como apostando sobre el tema de un papa africano”, dijo.

De los 121 electores del colegio cardenalicio, 53 son de Europa, el resto, 68, pertenecen a otros continentes, demostrando que Francisco, quien ha nombrado 49 cardenales, ha hecho grandes esfuerzos por cambiar la composición geográfica de este cuerpo de electores, tradicionalmente europea.

“En este momento, son 53 de Benedicto, 19 de Juan Pablo Segundo y 49 de Francisco. Yo pienso que cuando él tenga una cifra, más o menos de 65 cardenales, ya se inclina balanza hacia otros lugares distintos a Italia, para pensar en un nuevo papa”, le contó a este diario el profesor Olano.

La periferia

El uso del término periferia casi siempre es discriminatorio. Pero el papa Francisco, designado en el cargo por su indiscutible papel para ayudar a los marginados, ha hecho de este una bandera para romper con los esquemas tradicionales de designación de cardenales en el Vaticano.

Argentino, jesuita y misionero, el sumo pontífice, en sus designaciones, ha privilegiado el trabajo social, la situación de marginalidad y la amenaza contra el catolicismo, para seleccionar aquellos que, en su criterio, cumplen con los requisitos para convertirse en voceros de la fe cristiana en sus países.

En noviembre, cuando designó por cuarta vez purpurados -la elección de esta semana sería la quinta-, eligió tres africanos, dos asiáticos, uno de Oceanía y uno de Medio Oriente, muchos provenientes de zonas de conflicto o regiones donde el catolicismo está siendo perseguido.

En casi tres años y medio de pontificado, Francisco ha entendido que el catolicismo se debe tanto a la periferia como a Europa. En donde otros credos han empezado a tomar fuerza, allí ha enviado un mensaje de fe y responsabilidad, para recuperar un campo, que si bien no está perdido, es amenazado por el auge de otras corrientes religiosas y los extremismos violentos basados en la fe.

“En casi tres años y medio de pontificado, Francisco ha entendido que el catolicismo se debe tanto a la periferia como a Europa”.

Reformista, el sumo pontífice, sin desconocer la importancia de las instituciones y las tradiciones eclesiásticas, ha tomado la bandera de esta causa para cambiar ciertos escalones que impiden que el Vaticano tenga un diálogo continuo de manera proporcional con las vastas regiones de católicos que están, en sus propias palabras, olvidados, por su situación de pobreza y marginalidad.

Para ello, ha descentralizado funciones permitiendo que la Iglesia llegue a todos los continentes, sin excepción alguna. Según Hernán Olano, “con la reforma que se está haciendo, de la Constitución Apostólica de la Paz Torbonos del 88, se dijo que le van a descentralizar funciones a las conferencias episcopales y a los obispos. Eso da lugar a que el peso como tal de los obispos estén en muchas diócesis nuevas distintas a la tradicionales europeos y a las sedes cardenalicias de Europa”.

Los nombramientos de esta semana reiteran, una vez más, su política aperturista. Gregorio Rosa, el primer cardenal de la historia de El Salvador, era un desconocido que fue elegido por el Papa por su defensa de los pobres, que durante su vida lo ha llevado a recibir sucedáneas amenazas de muerte.

Al igual que Rosa, Ling Mangkhanekhoun, nuevo cardenal de Laos, no maneja más de 50.000 feligreses, pero su rol ha sido  determinante en un país comunista que no ha sido tan tolerante con la libertad de credos.

En Bamako, Malí, la violencia entre musulmanes y cristianos ha marcado los últimos años, extendiéndose por el resto de África. Jean Zerbo, arzobispo de esa ciudad, ha sido designado para enviar un mensaje de paz entre las religiones, algo en lo que Francisco ha sido enfático, ante el incremente de la violencia religiosa a nivel mundial, sobre todo, en Medio Oriente, India y el oriente de Asia.

¿A la vista un sucesor?

Desde que llegó al Vaticano, Francisco ha intentado llegar a la periferia. Como pocos, ha interpretado que la Iglesia debe recuperar regiones donde anteriormente prevalecía el catolicismo, pero progresivamente han sido ocupados por otras creencias. Poco a poco, ha equilibrado las fuerzas dentro del colegio cardenalicio, para lograr esa universalidad pendiente en la Iglesia.

Sin embargo, algunos dicen que las medidas que ha tomado, aparte de generar lo anterior, se han tomado porque el Papa podría renunciar. “Francisco ya en varias oportunidades ha dicho que podría renunciar. La semana pasado dijo que un hombre de iglesia no puede apegarse al cargo. Y hace 20 días dijo que un obispo debe saberse despedir adecuadamente de su feligresía”, dijo el profesor Olano.

Renunciando o no, su pontificado ha marcado la historia de la Iglesia, no sólo por ser argentino, periférico, sino por su interés por los más débiles, dándoles una voz que no tenían.

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