De regreso a la capital turca tras el fallido golpe de Estado, el presidente Recep Tayyip Erdogan, presidió una reunión del Consejo de Seguridad nacional de casi cinco horas, tras lo cual hizo un duro pronunciamiento contra Francia por sus llamados a respetar el Estado de Derecho y denunció que países extranjeros podrían estar implicados en la intentona golpista.
Visiblemente molesto, el mandatario de Turquía llamó al canciller francés, Jean-Marc Ayrault, a "ocuparse de sus asuntos", después que este advirtiera contra la represión en el país tras el intento de golpe de Estado.
"Él debería ocuparse de sus asuntos. ¿Tiene la autoridad para hacer esas declaraciones sobre mi persona? No, no la tiene. Si quiere una lección de democracia, puede tener fácilmente una lección de democracia de nosotros", dijo.
A renglón seguido manifestó que países extranjeros podrían estar implicados en la intentona golpista.
"Puede que otros países estén implicados" en el golpe frustrado, dijo Erdogan, sin citarlos.
Erdogan había advertido ante sus simpatizantes en Estambul que tras la reunión haría un anuncio "importante", mientras que decenas de miles de personas se han visto afectadas por la purga tras la intentona golpista, que también dejó más de 300 muertos.
"Casi a diario se toman nuevas medidas que son contrarias a un modo de actuación respetuoso con el Estado de derecho", declaró a la prensa Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana Angela Merkel, en referencia a las represalias de Erdogan.
Cinco días después del golpe fallido, unas 55.000 personas, principalmente policías y docentes, fueron suspendidos o despedidos, según un recuento de la AFP a partir de cifras oficiales y de los medios turcos.
Por otro lado, más de 9.000 sospechosos fueron detenidos o arrestados provisionalmente, aunque no estaba claro si estos se contaban dentro de los cerca de 55.000 o no.
La capital turca vivió de lleno el intento de sublevación militar, con helicópteros y cazas volando bajo y bombardeando partes del parlamento y de la sede de la policía. Un nuevo balance oficial elevaba los muertos a 312 durante el motín, la mayoría civiles.
Entre tanto se extiende su masiva purga al ejército, la policía, el estamento judicial y la educación. Ayer en la mañana el Consejo de Enseñanza Superior (YÖK) turco prohibió a los profesores universitarios los viajes de trabajo al extranjero.
Asimismo, el YÖK urgió a las universidades que tienen profesores fuera de Turquía a que los hagan regresar al país lo antes posible, salvo "necesidad imperiosa".
De otra parte, el ejército volvió a bombardear posiciones de los rebeldes kurdos del PKK en Irak, por si alguien dudaba de su control absoluto sobre la fuerza aérea y el resto de fuerzas armadas.
Aunque la identidad de los responsables del golpe siga siendo incierta, el sospechoso de ser el principal ejecutor es precisamente el general Akin Oztürk, máximo responsable del ejército del aire, y actualmente en prisión a la espera de ser procesado.
Erdogan se encontraba en el momento del levantamiento en la estación balnearia de Marmaris (suroeste) y regresó precipitadamente a Estambul, donde permanecía desde entonces.
Los acontecimientos han fortalecido la imagen del dirigente en su bastión, Estambul, que bajó en masa a las calles para apoyarlo, al igual que en otras ciudades como Ankara o Izmir