Las bolsas acusaron el golpe de la degradación de la deuda estadounidense, pese a la movilización de gobiernos y autoridades financieras para contener el pánico, con el telón de fondo de la desaceleración económica mundial.
El presidente Barack Obama defendió el crédito de Estados Unidos luego de que la agencia calificadora Standard & Poor's (S&P) degradara un nivel la calificación de su deuda a AA+.
"Sin importar lo que pueda decir una agencia, fuimos y seremos siempre un país triple A", dijo Obama, al argumentar que la economía estadounidense es todavía una de las inversiones más seguras en el mundo.
Pero la Bolsa de Nueva York cayó a su nivel más bajo en 10 meses: el Dow Jones perdió 5,55% y el Nasdaq 6,90%.
Es la primera vez desde octubre que el índice vedette termina bajo los 11.000 puntos y su peor jornada en términos de porcentaje desde diciembre de 2008, un período negro para el sector financiero.
Las plazas latinoamericanas se hundieron: Sao Paulo cayó 8%, México 5,88%, Bogotá 4,11%, Santiago 6,92, Lima 7,09% y Buenos Aires 10,73%.
Fráncfort, principal plaza bursátil de la Eurozona, perdió un 5,02%, París 4,68%, Londres 3,39%.
Madrid y Milán, que se habían beneficiado de la calma que parecía reinar en el mercado de la deuda tras la decisión del Banco Central Europeo de comprar títulos españoles e italianos en el mercado secundario, terminaron en baja de 2,44% y 2,43% respectivamente, sucumbiendo al pánico general que se agudizó con las pérdidas de Wall Street en la apertura.
Las plazas asiáticas habían cerrado antes que las europeas con pérdidas. Tokio se dejó 2,18%, afectada además por la valoración del yen frente al dólar, Hong Kong 2,17%, Sídney 2,9% y Seúl 3,8%.
Los problemas de la deuda tanto en Europa como Estados Unidos se topan con señales serias de desaceleración económica en las principales economías mundiales, en un momento en que brotan nuevas preocupaciones sobre una nueva recesión tras la del 2008-2009.
En este ambiente, los precios del petróleo también se hundieron, perdiendo más de cinco dólares en Nueva York y Londres.
En estas circunstancias, el más favorecido era el oro, como valor refugio por excelencia, que alcanzó 1.720,80 dólares la onza, al final de la jornada en Nueva York, un nuevo hito histórico.