Miles de nicaragüenses se congregaron este miércoles en Managua para celebrar junto al presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el 38 aniversario de la Revolución Sandinista que derrocó a la dictadura somocista en 1979.
Esta fecha "para nosotros significa recordar a nuestros hermano que dieron la vida para ver una Nicaragua libre, mejor y sin explotación", dijo a la AFP Cristina Larios, de 73 años, cuando se aproximaba con su familia a la Plaza la Fe de Managua, centro de la festividad.
Los seguidores del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, de gobierno) llegaron a pie, en vehículos o caravanas de camiones procedentes del interior del país, blandeando la bandera del FSLN, de Nicaragua y de Venezuela, que ha brindado más de 4.800 millones de dólares en cooperación los últimos 10 años.
"Venimos a respaldar los logros que se han hecho, a Ortega y la compañera Rosario Murillo", expresó Jairo Talavera, de 48 años, acompañado de dos hijas y una nieta.
Una insurrección popular encabezada por el FSLN puso fin en 1979 a la dictadura de la familia Somoza, que gobernó Nicaragua durante 42 años.
Tras la salida de Somoza, Ortega dirigió el gobierno durante 10 años, un período conocido como la Revolución Sandinista, en medio de un conflicto con Estados Unidos que dejo miles de muertos y la economía en ruinas.
Ortega regresó al poder en 2007 y fue reelecto dos veces más, la última de ellas el año pasado con su esposa como vicepresidenta.
Ambos presiden los festejos sandinistas junto a los presidentes de Bolivia, Evo Morales, de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel.
"El pueblo nicaragüense y la Revolución Popular Sandinista pueden contar incondicionalmente y por siempre con el apoyo, la amistad y la solidaridad del pueblo cubano", afirmó Díaz Canel.
El gobierno sandinista ha destacado entre los logros de su gestión la seguridad pública, que lo diferencia de la violencia que afecta a sus vecinos de Guatemala, El Salvador y Honduras.
Apuntan también a la estabilidad económica favorecida por la alianza entre el gobierno y los empresarios, y la reducción de la pobreza.
La oposición, integrada por liberales y la disidencia sandinista, acusa a Ortega de ejercer un poder autoritario y absoluto por el control que tiene sobre el aparato estatal, la policía y el ejército.
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