Al menos 150 personas murieron en el centro de Siria en una nueva masacre imputada al régimen por la oposición, que pidió una resolución vinculante del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin al baño de sangre.
Tropas gubernamentales bombardearon el jueves la localidad de Treimsa, en la provincia de Hama, echando mano de tanques y helicópteros, y dejando un balance de más de 150 muertos, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en el Reino Unido.
El gobierno de Damasco atribuyó la masacre a los "grupos terroristas armados" que dice combatir desde el inicio de la revuelta contra el régimen en marzo de 2011, y a los "medios sedientos de sangre", según la agencia oficial SANA. Ésta citó en particular a la cadena catarí Al Jazeera, denostada por Damasco por su apoyo a la revuelta.
La nueva masacre se produce en medio de un bloqueo diplomático. La elaboración de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU sigue empantanada por el desacuerdo entre los países occidentales, que amenazan a Damasco con sanciones, y Rusia, principal apoyo del régimen de Bashar al Asad.
Los 15 miembros del Consejo, que el jueves no lograron ningún avance significativo, se reunirán este viernes para seguir negociando, según fuentes diplomáticas.
Por su lado, el emisario de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, cuyo plan de paz entró en vigor el 10 de abril pero fue continuamente violado, se entrevistará el lunes próximo en Moscú con el canciller ruso Serguei Lavrov. Annan irá a Rusia una semana después de su gira por Damasco, Teherán y Bagdad.
"El más infame de los genocidios"
El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición opositora, calificó esta reciente masacre como "el más infame de los genocidios cometidos por el régimen sirio", y urgió al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar una resolución vinculante al amparo del capítulo VII para "detener esta locura asesina que amenaza la entidad de Siria, la paz y la seguridad en la región y en el mundo".
El capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas prevé medidas coercitivas en caso de amenaza a la paz, que pueden ir desde sanciones económicas hasta el uso de la fuerza militar.
Los Hermanos Musulmanes de Siria, miembros influyentes del CNS, criticaron con especial violencia el papel del emisario internacional Kofi Annan, así como los régimenes de Irán y Rusia, dos aliados de Asad, a los que responsabilizaron de la masacre por su inacción.
"Después (de Treimsa) habrá masacres aún más espantosas, mientras aquellos (países) que pretenden ser los portadores de la civilización se quedan impasibles ante la sangre siria", destacaron los Hermanos Musulmanes en un comunicado.
Treimsa "está ahora vacía. Todo el mundo ha muerto o ha huido", afirmó a la AFP un activista que dijo llamarse Abu Ghazi, añadiendo que las fuerzas del gobierno bombardearon una mezquita en la que se habían refugiado numerosos habitantes.
"Unos 30 vehículos del ejército rodearon por completo el pueblo. No había ninguna posibilidad de salir. El que intentara escapar campo a través era asesinado", contó otro activista.
"Después del bombardeo, el ejército entró (en Treimsa) con armas ligeras, y los 'shabbihas' (milicianos pro régimen) iban a la zaga con sus cuchillos", añadió.
Según la agencia SANA, el ejército se enfrentó a un "grupo terrorista" en esa localidad, causando "importantes pérdidas en las filas de los terroristas" y tres entre los soldados.
La represión de la revuelta y los combates entre fuerzas gubernamentales y rebeldes han causado más de 17.000 muertos desde el inicio, en marzo de 2011, del movimiento contra el régimen de Bashar al Asad, según el OSDH.