*Los resultados ya comienzan a concretarse
*Decisión política y articulación institucional
No existe un mejor ingrediente para convencer a la ciudadanía de la eficiencia de una estrategia de seguridad que los resultados. Y eso, precisamente, es lo que empieza a verse en la Capital del país tras la cruzada anticrimen lanzada por la Administración Galán para contener el pico delictivo que azota a los bogotanos en los últimos meses.
Para nadie es un secreto que una de las principales falencias de la anterior alcaldía fue su gestión en materia de seguridad y convivencia ciudadana. Por lo mismo, el elemento determinante en las urnas para señalar al sucesor en el Palacio Liévano fue la propuesta de cada candidato para enfrentar al hampa y recuperar la tranquilidad en las calles, transporte público, comercio, bancos, sitios de entretenimiento y hogares.
Por lo mismo, desde el día 1 de su mandato, el alcalde enfatizó que su prioridad sería implementar rápidamente el plan de seguridad, que denominó “Bogotá camina segura”. En esa línea, procedió a agilizar la interacción con la Policía Metropolitana, la Brigada XIII del Ejército y se reunió con el ministro de la Defensa y el propio presidente de la República. También revisó la articulación con la Fiscalía, órganos judiciales y entidades carcelarias. Asimismo, sentó las bases de una mayor colaboración con los gremios, las empresas de seguridad privada y el Concejo Distrital, al tiempo que aceleró la definición del componente de seguridad en el Plan Distrital de Desarrollo en construcción.
Aunque es entendible que una estrategia multidisciplinaria de seguridad integral y cruzada anticrimen no se activa de un día para otro, lo cierto es que una serie de delitos de alto impacto en las primeras semanas de este 2024, especialmente por casos de sicariato, atracos a restaurantes, robos en Transmilenio, así como atentados relacionados a extorsión, prendieron las primeras alertas en la ciudadanía en cuanto a que la nueva estrategia empezara a dar resultados aquí y ahora.
La Administración distrital procedió en consecuencia y activó medidas de choque. Redobló la frecuencia de los patrullajes, consiguió y destinó más personal policial a operativos en las zonas de mayor incidencia delictiva, ajustó mecanismos de reacción policial ante crímenes en flagrancia, implementó una coordinación más efectiva con la Fiscalía y organismos de inteligencia, ordenó la reparación y uso más eficiente de las herramientas tecnológicas (sobre todo la red de cámaras de seguridad), tal y como del equipamiento automotor y aéreo. Al mismo tiempo, aumentó recompensas por información clave a las autoridades y fortaleció el comando especializado contra extorsión y secuestro, entre otras directrices.
Esa sumatoria de esfuerzos presupuestales, humanos, técnicos y, sobre todo de una voluntad política de respaldo al accionar de la Fuerza Pública y las autoridades, poco a poco empieza a dar resultados. Los informes sobre los índices de criminalidad evidencian una disminución sostenida en algunos delitos de alto impacto, como homicidios y atracos. También se incrementó la captura de delincuentes, así como los resultados positivos de operaciones de inteligencia. La recuperación de motocicletas y vehículos robados está creciendo…
A todo lo anterior, hay que sumar dos importantes golpes esta semana a las bandas criminales que más azotan Bogotá: Los Satanás y al Tren de Aragua, ambas de origen venezolano. Por un lado, las autoridades capturaron a John Alberto Uzcátegui Rondón, alias ‘Gocho’, señalado jefe de sicarios al servicio de ambas organizaciones y uno de sus más peligrosos integrantes, sobre todo en Kennedy. Sindicado de varios delitos, se investiga si también está vinculado a un atentado mortal contra el dueño de un expendio de carnes, acción criminal cuyas imágenes se hicieron virales.
Y, por otra parte, en una operación transnacional que contó con colaboración colombiana, en San Antonio (Texas, Estados Unidos) fue detenido por autoridades norteamericanas Aderbis Segundo Pirela, alias ‘Maracucho’ o ‘Pedrito’, segundo al mando de Los Satanás y señalado por extorsión, microtráfico y homicidios en Bogotá.
Obviamente, todavía falta mucho camino por recorrer ante la dimensión del accionar de la delincuencia común y organizada en la capital del país. A diario la ciudadanía es víctima de los criminales en espacios cerrados y abiertos. Se requiere más pie de fuerza y el Distrito e incluso el sector privado están dispuesto a financiar ese personal, en coordinación con Mindefensa.
También urge más articulación con la Fiscalía, los jueces y el Inpec para combatir reincidencia delictiva y llamadas extorsivas desde las cárceles. Debe redoblarse la intervención permanente en nodos de alta incidencia ilegal. También poner a punto y ampliar la red de cámaras de vigilancia y los servicios de inteligencia… La tarea apenas comienza, pero está claro que hay voluntad política de acelerar la estrategia de seguridad y que cuando ello ocurre los resultados se empiezan a ver y esto permite que los bogotanos recuperen la confianza poco a poco en las autoridades y el sueño de vivir tranquilos.