El presidente Barack Obama volvía el jueves a Washington, cinco días antes de que se produzca el temido "precipicio fiscal", y sin perspectivas de llegar a un acuerdo para evitar que EEUU registre alzas automáticas de impuestos y recortes del gasto público, en medio del desacuerdo entre demócratas y republicanos.
Obama volverá sobre las 17H00 GMT a la Casa Blanca, en donde encontrará exactamente la misma situación que cuando viajó a Hawai (en el Pacífico) hace seis días: negociaciones en punto muerto con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.
Boehner, que dio asueto a la Cámara, aunque pidió a los legisladores mantenerse listos para volver en 48 horas, afirmó el miércoles que ahora es el Senado, controlado por los demócratas, que tiene que dar el próximo paso pronunciándose sobre textos ya aprobados por los representantes.
El líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, no se mostró dispuesto a concesiones el jueves.
Reid dijo que Boehner es responsable del empantanamiento de las conversaciones y se declaró pesimista sobre un acuerdo a tiempo: "Vamos hacia el precipicio (...) y la Cámara no está aquí".
De no haber acuerdo, se producirán recortes automáticos del gasto público y aumentos de impuestos, en función de la legislación vigente.
Obama, que fue reelecto en noviembre por amplio margen para un segundo período que asumirá el año próximo, y que durante su campaña defendió un incremento de impuestos para los más ricos, ya rechazó las propuestas republicanas.
El mandatario consideró que son desequilibradas porque no piden suficientes esfuerzos a los contribuyentes más ricos y reducen el déficit público sobre todo recortando gastos, en gran parte de programas sociales.
En el centro del debate se encuentra la búsqueda de reequilibrar las cuentas públicas, luego de cuatro ejercicios con un déficit que superó el billón de dólares, 10% del presupuesto total.
Obama quiere que este equilibrio se alcance aumentando los impuestos a los hogares con ingresos superiores a 250.000 dólares, prolongando al mismo tiempo las excenciones fiscales heredadas de la presidencia de George W. Bush al 98% de los contribuyentes.
Sin acuerdo, los impuestos de los estadounidenses subirán a partir del primero de enero una media de 2.200 dólares por contribuyente u hogar contribuyente, según la Casa Blanca. Ello en un contexto de debilidad del empleo, la demanda y el consumo.
Al mismo tiempo, entrarían en vigor recortes importantes, en particular en el presupuesto de Defensa, por un acuerdo entre demócratas y republicanos que data de 2011.
Esta combinación podría llevar a la mayor economía mundial de nuevo a una recesión, advirtieron algunos economistas.
Con estas tratativas bipartidistas estancadas, la confianza de los hogares cayó fuertemente por segundo mes consecutivo, según un indicador publicado este jueves.
A esta situación se suman problemas sobre el techo de la deuda. Estados Unidos ya estuvo al borde del default en 2011 por la insistencia de los republicanos en compensar el incremento del límite de endeudamiento autorizado con recortes de gastos.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, advirtió que el techo legal de la deuda sería alcanzado el lunes, y que "medidas excepcionales" serán adoptadas "pronto" para evitar una moratoria.
EL nerviosismo se nota en los mercados, mientras las partes siguen insistiendo en que los canales de comunicación están abiertos.
El presidente Obama habló por teléfono con los líderes del Congreso, entre ellos Boehner el miércoles por la noche antes de dejar Hawai, indicó el jueves su colaborador Dan Pfeiffer en su cuenta de Twitter.