No soy de aquí, ni soy de allá. | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Septiembre de 2011

Los uribistas en Colombia terminan como la canción que entonaba Facundo Cabral: “No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir, ni dignidad y ser feliz es mi color de identidad”. Los casos abundan: En Cartagena le levantan la mano a Campo Elías Terán cuando ya está elegido; en Bogotá se echan a cuestas la segunda derrota consecutiva de Enrique Peñalosa; en Cali no saben qué hacer y en Medellín y Antioquia están desesperados. Los uribistas se amañan donde no están.

La diáspora

El exilio burocrático es el destino obligado de la diáspora uribista. El caso más patético lo vive Uribe en su propia tierra. Después de que La U se había comprometido con el apoyo a un candidato conservador a la Gobernación y el conservatismo a apoyar a La U para la Alcaldía, este matrimonio express -sin el sustento burocrático de la Casa de Nariño- no prosperó. Como quien dice, amor con hambre no dura y menos sin burocracia. Carlos Mario Estrada, un recién aparecido ex fajardista y novicio, fue el primero en desoír la recomendación de ir unidos. Se inscribió por La U; inició su campaña a la Gobernación; todos los uribistas expulsados de la nómina capitalina llegaron a hacerle campaña a Álvaro Vásquez Osorio, quien por su lado como candidato conservador se impuso en la consulta. Esta división favoreció la aspiración de Fajardo, quien hoy hace tránsito hacia La Alpujarra.

Los viudos

En una jugada para muchos tardía y desesperada, los uribistas viudos del poder -ante la inminente elección de Fajardo como gobernador- quieren abandonar a Estrada para llegar donde Vásquez. Se pregunta el Barquero: ¿a todas estas, qué hará Fabio Valencia? Se comenta en los mentideros de Antioquia que Fajardo no recibe en su campaña ni a Alfazar, ni a José Obdulio, ni a Pablo Arango.

Episodio histórico

Recordemos que faltando ocho días para las elecciones de alcalde de Medellín, en las que Fajardo era candidato y emulaba con Jorge Enrique Vélez, el popular “Ñoño”, del grupo de Ramos, y Sergio Naranjo se quedaron sin opción. Ramos le pidió a Fajardo una cita para apoyarlo; lo visitaron Luis Emilio Monsalve, Genaro Pérez y el propio Ramos para ofrecerle su respaldo, pero Fajardo llamó a los medios y les dijo: “Aquí tengo a Ramos con su equipo, pidiéndome que los reciba en mi campaña y he tomado la decisión de no aceptarlos”. Se repite la historia, pero ahora es con los viudos del poder que apoyan a Estrada, sin estar sinceramente con él.

Colofón

El electorado paisa no sabe qué hacer: los jefes de los Partidos se amañan donde no están; cada vez que sale una encuesta se pone resbaloso el ajedrez político; unos con la camiseta blanca de Carlos Mario, otros se ponen la verde de Fajardo y el conservatismo con un candidato liberal prestado. Resumiendo: se acabaron las ideologías y los contratistas esperando a ver quién gana la próxima encuesta.