En abril Colombia afrontará un reto de marca mayor, la sesión especial de Naciones Unidas sobre si es necesario o no cambiar el enfoque de lucha contra el problema de las drogas.
El gobierno Santos ha sido uno de sus principales impulsores de ese debate global desde la Cumbre de las Américas. ¿Cómo se llega a esa trascendental cumbre? ¿Cuántos países apoyan la postura de nuestro país? ¿Cómo impacta esta discusión temas como el Plan Colombia o la extradición? ¿Cuál será su efecto en cuanto al proceso de paz? El Ministro de Justicia responde
EL NUEVO SIGLO:- ¿Desde que Colombia planteara en la Cumbre de las Américas, en Cartagena, un cambio en el enfoque de la lucha antidroga, a hoy, en la antesala de la Sesión Especial de la Asamblea de la ONU sobre el tema, ha cambiado la percepción mundial del debate?
YESID REYES:-Creo que sí. Cuando ese planteamiento se hizo por parte del presidente Santos, con el acompañamiento de Guatemala y México, y la última reunión preparatoria que tuvimos aquí en Colombia de la Ungass 2015 (sesiones especiales de la Asamblea General de la ONU), tuvimos la participación de 30 países. Eso significa que muchas naciones se han venido sumando a esta iniciativa y que probablemente un número mayor de naciones en la Ungass 2016 vaya a plantear la necesidad de una revisión de esa política mundial de drogas.
ENS:-¿Qué espera Colombia que salga de esa sesión de la ONU, en abril próximo, para no considerar que fue un esfuerzo inútil el debate global que promovió en los últimos dos años?
YR:-El solo hecho de que se haya convocado una Sesión Especial de Naciones Unidas para abril, con el único propósito de discutir sobre la necesidad de rediseñar la política de drogas en el mundo, ya es un triunfo porque, por lo menos, se ha admitido la posibilidad de discutir si la política de drogas que ha operado en el mundo en los últimos 50 años debe permanecer inmodificable o debe ser rediseñada. Ese ya es un gran triunfo, de tal forma que el esfuerzo que ha hecho Colombia no puede darse por perdido. Y si, adicionalmente a eso, en la Ungass 2016 se logran avances en la forma como debería realizarse esa política mundial de drogas, serán más triunfos de la posición de Colombia y de los países que la acompañan.
ENS:-¿Qué responde a quienes dicen que proponer una flexibilización penitenciaria a los sindicados o condenados por ser ‘mulas’ o incurrir en delitos menores de narcotráfico, obedece más a una salida al problema de hacinamiento carcelario que a un nuevo enfoque en el tratamiento penal de este delito?
YR:-Esas propuestas no las conozco, lo que conozco son propuestas, por ejemplo, de descriminalización del consumo de drogas, que para el caso de Colombia no es una propuesta, porque en Colombia el consumo de drogas ilícitas no es delito. De tal manera que la propuesta de que no se castigue con cárcel es una propuesta dirigida a otros países, no a Colombia.
¿Por qué no tiene sentido castigar con cárcel el consumo de droga? Porque una persona con un problema de adicción a las drogas no se cura internándola en una cárcel. El problema de las adicciones a las drogas es un problema de salud pública y, por consiguiente debe ser tratado de esa manera. Ese es un enfoque que se está planteando para el eslabón más débil, que es el consumo de drogas. Distinta es la situación para el otro extremo de la cadena, que son las grandes bandas criminales dedicadas al narcotráfico. Para el eslabón más grande de la cadena, tanto para Colombia como para los que están apoyando la solicitud de nuevo enfoque antidroga, se insiste en la necesidad de mantener una lucha frontal a través del Código Penal y de las autoridades encargadas de la represión de esa clase de conductas. Eso es lo que muestra que los grandes eslabones de la cadena de narcotráfico necesitan una atención desde diferentes puntos de vista distintos, uno el de consumidores, que es el eslabón más débil, y otro el de la represión, el de la intervención de las autoridades, policías y los jueces, para el eslabón más grave de la cadena del narcotráfico.
¿Guerra perdida?
ENS:- ¿La propuesta de dejar atrás el concepto de “guerra contra las drogas” no podría ser entendida como la aceptación tácita de que se está perdiendo la guerra, no sólo contra los carteles sino también el microtráfico?
YR:-El concepto de guerra, tal como fue diseñado hace 50 años, equivalía a decir que el problema de las drogas podría ser atacado y erradicado del mundo con base a una única herramienta, que es la represión. Ese fue el diseño fundamental de lo que se conoció como la guerra contra las drogas hace 50 años.
Pero lo que la evidencia recolecta en los últimos 50 años muestra que, precisamente, después de 5 décadas de usar mecanismos exclusivamente represivos el mundo sigue teniendo tráfico de drogas, el mundo sigue teniendo personas consumidoras de drogas, que los niveles de producción de drogas y los niveles de consumo siguen aumentando en el mundo, siguen apareciendo nuevas drogas, como las sintéticas, y en definitiva que la guerra contra las drogas que se dio hace 50 años, en la forma como fue planteada, ha mostrado ser incapaz de conseguir un triunfo definitivo. Esa es la evidencia. Entonces, como esa es la evidencia que hay después de una evaluación, lo que corresponde es revisar esa estrategia de lucha contra las drogas, porque si no hemos logrado acabar con el problema de las drogas en el mundo, es porque algo no está funcionando correctamente.
ENS:- Ya el problema no es que en EU cultivar marihuana sea permitido y en Colombia un delito. La contrastación es más cercana, en Uruguay, por ejemplo ¿Qué implicaciones tiene que el debate ya no sea frente a EU o los Países Bajos, sino en el vecindario latino?
YR:-El debate no es nacional y referido a unas pocas naciones. El problema de las drogas es un problema mundial y, precisamente, lo que se busca es un replanteamiento en la forma de enfrentar las drogas en el mundo entero que, entre otras cosas, necesita tener en cuenta las realidades de cada país y de cada región. No puede haber una fórmula universal para el combate a las drogas, sino que esas reglas generales que consagran las convenciones internacionales deberían tener una cierta flexibilidad que permitan incorporar realidades regionales.
Réplica al uribismo
ENS:- El uribismo dice que el fracaso antidroga del gobierno Santos se evidencia en el aumento de los cultivos ilícitos en los últimos dos años ¿Qué responde?
YR:-El gobierno colombiano sigue teniendo récords cada año en la incautación de coca. Los esfuerzos han sido permanentes en la lucha contra las drogas, sin embargo lo que está claro a nivel mundial es que después de 50 años el problema no ha logrado acabarse. Precisamente la evidencia de que eso ha ocurrido en el mundo entero, que el problema de las drogas no está terminado, es lo que nos lleva a solicitar el replanteamiento de la estrategia, que no es renunciar a la lucha contra las drogas, es simplemente replantear qué instrumentos se pueden utilizar en esa lucha contra las drogas para buscar elementos que sean más efectivos que los que hemos tenido en los últimos 50 años.
ENS:- ¿La suspensión de las fumigaciones aéreas con glifosato o la misma tregua unilateral de las Farc, que se refugia en zonas de alta densidad de cocales, se pueden considerar causas objetivas del aumento de los narcocultivos?
YR:-La suspensión de la fumigación con glifosato fue el primero de octubre del año pasado y no hay ninguna medición todavía que muestre el impacto de esa medida.
ENS:-¿Con el auge de “drogas sintéticas” no cree que el debate clásico sobre drogas ‘blandas’ y ‘duras’ podría estar quedando por fuera de la realidad?
YR:-No solo ese, todo el debate clásico tiene que ser replanteado, esa es justamente la posición del Gobierno colombiano. Hace cincuenta años, cuando se lanzó la política contra las drogas, había drogas naturales, no drogas sintéticas. Luego la aparición de estas supone un nuevo frente que no se ha explorado suficientemente. Hace 50 años, cuando se lanzó la política contra las drogas, el mundo estaba dividido en dos: países consumidores, y países productores. Hoy esa división no existe más. En un mundo globalizado como el que tenemos, países que fueron considerados en alguna época como productores, tienen problemas de consumo como Colombia. Ese, justamente, cambio de realidad es lo que mueve al Gobierno colombiano a plantear la necesidad de rediseñar la política de drogas para que responda a esas nuevas realidades.
La extradición
ENS:- ¿La extradición fracasó ya como el ‘coco’ de los narcotraficantes?
YR:-La extradición es un mecanismo más de cooperación internacional, pero no es una, ni la única, ni necesariamente la más eficiente herramienta de lucha contra el narcotráfico. Es solamente uno de los instrumentos a disposición de los Estados, que permite una colaboración entre distintas naciones para conseguir que personas que cometen un delito no puedan escapar de la acción de la justicia simplemente cambiando de ubicación territorial.
ENS:- ¿Por qué el Gobierno afirma que si se firma un acuerdo de paz el escenario de la lucha antidrogas cambiará? ¿O que las Farc serán aliadas en este combate? ¿No se puede estar pecando aquí de ingenuidad?
YR:-El Presidente hizo referencia a un acuerdo al que se llegó en La Habana hace muchísimos meses. Un acuerdo que se hizo público y, por consiguiente, está a disposición de cualquier colombiano que lo quiera consultar. Ese acuerdo dice que la guerrilla, una vez firmado el acuerdo de paz, no va a tener ya nunca más un vínculo con el narcotráfico y que, además de eso, va a colaborar con el Estado en el combate contra el narcotráfico. Pero, además, a finales del año pasado se llegó a un acuerdo en materia de justicia, dentro del cual existen algunos compromisos de las Farc en materia de reparación y unos de sus compromisos consiste, precisamente, en tomar parte en programas de sustitución de cultivos.
ENS:- Usted planteó la necesidad de una política de drogas renovada, que responda al escenario del posconflicto ¿En qué consiste y cuál es su nivel de realismo?
YR:-Lo que digo es que la política de drogas que está planteando Colombia a nivel internacional y que, por supuesto, se está poniendo en práctica también en Colombia, es una política de drogas perfectamente compatible con el escenario del posconflicto, porque entre los instrumentos que tiene esa nueva política de drogas está la posibilidad de que personas que están dedicadas al cultivo de la coca o la marihuana acepten voluntariamente cambiar esos cultivos ilícitos por lícitos, con el acompañamiento del Estado. Eso, por supuesto, es una herramienta para luchar contra las drogas, que resulta útil ahora, pero también en una época de posconflicto, en donde el Estado va a tener la oportunidad de hacer un acompañamiento institucional a las personas que decidan participar de programas de sustitución de cultivos ilícitos.
ENS:- ¿Ad portas de celebrar los 15 años del Plan Colombia, cómo ve EU el debate y propuesta de Colombia sobre un nuevo enfoque antidroga?
YR:-La posición oficial de los Estados Unidos y de los demás países la vamos a ver en la sesión especial de las Naciones Unidas en abril de 2016.