El candidato favorito Benjamin Netanyahu y sus rivales intentaban este domingo movilizar a sus partidarios y convencer a los numerosos ciudadanos todavía indecisos de cara a las elecciones legislativas que se celebrarán el martes en Israel.
Los líderes de los partidos continuaban recorriendo el país. Netanyahu debía participar en el funeral de un pionero de los asentamientos en el norte de Cisjordania y la laborista Shelly Yachimovich hacía campaña en Tel Aviv.
El primer ministro saliente y líder del Likud (derecha) parece seguro de ganar unas elecciones que le colocarían de nuevo al frente de Israel, pero el margen de su victoria y, por tanto, la composición y estabilidad de la próxima coalición gubernamental, son inciertas.
Los últimos sondeos publicados el viernes otorgaban a la lista del Likud, aliado con el partido Yisrael Beitenu del ultranacionalista Avigdor Lieberman, entre 32 y 35 escaños de un total de 120, mientras que las dos formaciones cuentan con 42 en el Parlamento saliente.
Estas cifras mediocres y una campaña deslucida provocaron las quejas de los diputados de base del Likud, poco favorables a una alianza con el partido de Lieberman.
Esta lista muy derechista vio surgir a su derecha el Hogar Judío del joven Naftali Bennett, quien encarna la influencia nacionalista religiosa, cercano a los colonos y a quien los sondeos prometen cerca de 15 escaños, frente a los 3 actuales.
En el centro, el Partido Laborista obtendría 16 o 17 escaños, Yesh Atid, un nuevo partido, entre 10 y 13, y Hatnuá, el movimiento del exministro de Asuntos Exteriores Tzipi Livni, 7 u 8.
Sin embargo, las encuestas, que cuentan con un margen de error del 5%, desvelan un fuerte porcentaje de indecisos, de entre el 15% y el 25%. En todas las elecciones desde 1996, los sondeos de intención de voto se equivocaron, recordó el domingo el diario Maariv.
Por su parte, Yachimovich hizo un llamamiento a las mujeres bajo el lema "Ustedes pueden vencer a Bibi".
En estas últimas horas, la campaña se caldeó entre los partidos de derecha, cuando el país se prepara para elegir al parlamento más derechista de su historia.
El Hogar Judío y el Likud, que se disputan el mismo electorado, intercambiaron declaraciones y la polémica se intensificó después de la difusión por televisión de una grabación de 2011 en la que Jeremy Gimpel, un candidato del Hogar Judío, hablaba de la destrucción de la Cúpula de la Roca, uno de los lugares más sagrados del islam.
Según los medios, Tzipi Livni, que defiende la reanudación de las negociaciones con los palestinos, pidió la invalidación de la candidatura de Gimpel. Sin embargo, el presidente de la comisión electoral dijo no haber recibido todavía ninguna petición oficial de invalidación.
El Hogar Judío también provocó la ira del rabino Ovadia Yosef, líder espiritual del partido ultraortodoxo sefardí Shas.
"Ellos lo llaman el Hogar Judío, es el hogar de los gentiles (no judíos...) Cualquiera que les apoye es un infiel", advirtió el domingo el rabino de 92 años.
AFP