El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo el jueves que la Autoridad Palestina debe romper "su pacto" con los militantes de Hamás en la Franja de Gaza y comprometerse con "sinceras" negociaciones de paz con Israel.
En una entrevista con la televisión estadounidense NBC, Netanyahu también afirmó que estaba "orgulloso de ser el primer ministro de todos los ciudadanos israelíes, árabes y judíos por igual", luego de que en su campaña aludiera al "peligro" del voto árabe.
Salvo sorpresa de último minuto, el hombre fuerte de la derecha israelí será llamado por el presidente Reuven Rivlin a asumir su tercer mandato como primer ministro, (el cuarto, contando la legislatura de 1996-1999).
La presión de Occidente se cierne sobre Netanyahu. La Casa Blanca lo ha felicitado por su victoria electoral con la boca pequeña, al tiempo que reiteraba su apuesta por la creación de un Estado palestino en coexistencia con Israel, una idea descartada por el propio Netanyahu al final de la campaña electoral.
De forma clara, en un estilo cada vez más frecuente en el contexto de la degradada relación entre Netanyahu y el presidente Barack Obama, Washington expresó su preocupación ante las declaraciones del primer ministro israelí durante la campaña con intención de "marginar" a los ciudadanos árabes israelíes.
La misma jornada electoral, Netanyahu alertaba a los votantes de la amenaza que suponía el que los electores árabes acudieran "en masa" a las urnas.
La lista única de los partidos árabes, otra de las grandes sorpresas de estos comicios, junto con la victoria de Netanyahu, se confirmó como tercera fuerza política, con 13 escaños.
- 'Amenazas veladas' -
Frente al rechazo por primera vez explícito de Netanyahu a un Estado palestino, la administración estadounidense "reevaluará (su) postura" ante el Consejo de Seguridad de la ONU y podría permitir adoptar una resolución sobre una solución de dos Estados con las fronteras anteriores a 1967.
El bando de Netanyahu no se ha pronunciado oficialmente sobre a las declaraciones de los norteamericanos. Pese a ello, "me habría gustado que el discurso (de Washington) no incluyera amenazas (...) porque cuando hablamos de 'reevaluación', es una forma de amenaza velada", aseguró en la radio pública Gilad Erdan, número dos de la lista de Netanyahu y cuyo nombre suena para la cartera de Relaciones Exteriores.
La Unión Europea y Francia también han empezado a presionar en ese sentido.
Bajo condición de anonimato, una fuente diplomática israelí explicaba esta discreción por la preocupación del momento, que "paraliza" todo: formar una coalición. La misma fuente confió en que hubiera mayor claridad después de anunciar el nuevo gobierno.
- Una cuestión de identidad -
Netanyahu ganó mostrando su "verdadera cara", escribió en un editorial el diario Haaretz, diciendo: "Yo soy la verdadera derecha, determinada a defender los valores nacionales, empezando por el odio de los árabes y la oposición a retirarse de los territorios conquistados por Israel en 1967". El elector israelí no define su identidad en función del precio de la vivienda o del programa nuclear iraní, sino "en función de su actitud frente a los palestinos, la minoría árabe en Israel y las colonias".
El presidente palestino Mahmud Abas reiteró que considera imposible alcanzar una solución de dos estados mientras Netanyahu esté en el poder.
El diario Maariv asegura que el primer ministro se reunió en secreto con los dirigentes de los colonos en su residencia en Jerusalén seis días antes de las elecciones y les dijo: "Voy perdiendo. Si pierdo, podéis empezar a hacer las maletas".
Los resultados casi definitivos de las elecciones han confirmado una victoria clara de Netanyahu y una mayoría potencial de derecha de 67 escaños sobre 120 en la Kneset, indicó la comisión electoral.
El Likud de Netanyahu ha conseguido 30 escaños y la Unión Sionista de Herzog, 24.
Estas cifras quedan sujetas a verificaciones antes de ser publicadas el próximo 25 de marzo.