Los beligerantes de la guerra en Yemen se reúnen el lunes por primera vez desde la intervención saudí en marzo para propiciar una desescalada y salir del atolladero, en negociaciones en Ginebra promovidas por la ONU.
En principio la reunión estaba prevista para el domingo, pero se retrasó en un día a causa de la llegada tardía de una delegación yemení por "circunstancias imprevistas", según la ONU.
A tres días del encuentro, la coalición árabe liderada por Arabia Saudí bombardeó el viernes el casco viejo de Saná, destruyendo tres casas en el sector histórico, declarado por la Unesco patrimonio mundial de la humanidad.
Catorce representantes yemeníes -siete de cada bando- participarán en las negociaciones de una duración de dos o tres días.
Al diálogo acude por un lado el bloque del presidente en el exilio Abd Rabo Mansur Hadi reconocido por la comunidad internacional, y por otro la rebelión chiita de los hutíes, aliados al partido del expresidente Alí Abdalá Saleh, que permaneció en el poder 33 años.
No ha sido fácil organizar estas negociaciones, que constituyen un resquicio de diálogo en una guerra que ha crispado la tensión entre sunitas y chiitas, en particular entre Riad y Teherán.
Los bombardeos aéreos de la coalición árabe liderada por Arabia Saudí desde el 26 de marzo han deteriorado la capacidad militar de los hutíes y del bando de Saleh, pero no han conseguido doblegarlos.
Los rebeldes lograron bombardear varias veces zonas fronterizas con Arabia Saudita, que lanzó dos Patriot el sábado pasado para interceptar un misil Scud disparado desde el norte de Yemen.
El gobierno yemení, exiliado en Arabia Saudita, ha restado importancia al encuentro de Ginebra, que califica de simples "consultas" para la aplicación de la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Adoptada el 14 de abril, esta resolución apoya "la legitimidad del presidente de Yemen", impone sanciones a los rebeldes, como un embargo sobre las armas, y les pide que se retiren de los territorios conquistados desde 2014, como la capital, Saná.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, participará en la apertura de las negociaciones de Ginebra que se celebrarán luego a puertas cerradas, según un portavoz de la organización.
- Situación 'catastrófica' -
Ban ha hecho un "llamamiento urgente" a todas las partes a entablar consultas "de buena fe y sin condiciones previas por el bien del pueblo yemení".
El objetivo de las negociaciones es instaurar un alto el fuego, un plan para la retirada de los rebeldes de las zonas conquistadas y un aumento de la ayuda humanitaria, afirmaron diplomáticos en Nueva York.
Naciones Unidas calificó de "catastrófica" la situación humanitaria, con más de 2.000 muertos desde finales de marzo y más de medio millón de desplazados.
La guerra afecta a 20 millones de personas, estimaron este viernes 13 organizaciones humanitarias, que piden un alto el fuego "inmediato y permanente para salvar millones" de vidas.
Bajo la presión de Washington, Arabia Saudita aceptó una tregua humanitaria de cinco días en mayo para enviar material de ayuda a una población civil exangüe, pero los esfuerzos por un alto el fuego permanente han fracasado.
Los expertos estiman que el conflicto está estancado.
Arabia Saudita marcó puntos destruyendo la mayoría de los misiles rebeldes capaces de alcanzar su territorio, pero no ha conseguido cambiar la situación en el terreno y el presidente Hadi sigue refugiado en Riad.
Los hutíes conservaron, por su parte, la mayoría de las posiciones, incluida la capital, pero sufrieron bajas y, aparte de Irán, nadie los apoya a nivel internacional.
Que beligerantes acudan a Ginebra significa que están dispuestos a "hacer concesiones y a obtener un resultado", estima el analista Ibrahim Sharqieh, director adjunto del Brookings Doha Center.
"El hecho de que, dos meses y medio después del comienzo de la campaña aérea, los saudíes no hayan obtenido resultados adicionales y su incapacidad a emprender una operación terrestre significa que, para ellos, el final de la guerra se acerca", dijo.
Por su lado, los hutíes, que han acumulado las conquistas desde 2014, no han obtenido "un apoyo de calidad de Irán, que habría cambiado la situación. El apoyo iraní también parece estancado", añade Sharqieh.
Los hutíes proceden de una rama del chiismo y representan alrededor de un tercio de la población de Yemen, de mayoría sunita.
El caos de los últimos meses benefició a los extremistas sunitas de Al Qaida, que se apoderaron en abril de una capital provincial en el sudeste, y al grupo yihadista Estado Islámico (EI).