Desde hace más de un año, el neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás está investigando el funcionamiento de las ‘nanoburbujas’, un procedimiento que optimizaría las cualidades del agua para lograr avances revolucionarios en la salud de todos los seres vivos. Aunque es enfático en aclarar que no inventó ni desarrolló las nanoburbujas, hace unos 5 meses realizó un experimento con peces que lo ha llevado a entender para qué puede servir esta sustancia.
Llinás, director del departamento de fisiología y neurociencias de la Universidad de Nueva York, recuerda que cuando le pidieron que investigara sobre las nanoburbujas, se le ocurrió probar con dos peces dorados para comparar su comportamiento en agua común y en la ‘nanoagua’.
Tras liberar al primer pez en la nueva sustancia pensó que había muerto, pues “se fue al fondo y se quedó sentado mirándome. Entonces entendí que los peces tienen que moverse para poder respirar, porque si se quedan sentados en el mismo sitio el oxígeno en ese pedazo de agua se acaba. Pero en otro caso (nanoburbujas) puede sentarse y pasar muy rico”, explicó el colombiano. “No hay duda, es una de las propiedades del agua que nunca había visto”.
Si este proyecto logra los alcances esperados, podría contribuir a optimizar y prolongar la calidad de vida en pacientes con enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple e infartos cerebrales.
Las nanoburbujas fueron desarrolladas años atrás por un grupo de físicos liderado por Tony Woods, de Dallas (EU). El procedimiento no cambia la composición del líquido, sino que lo somete a altas velocidades para aumentar su energía e introducirle oxígeno a las pequeñas burbujas que se generan. Además de proporcionarle más oxígeno al paciente aumenta la generación de una sustancia que es llamada ATP, que mejora la calidad de todas las células del cuerpo.
La compañía estadounidense Revalesio empezó a desarrollar las investigaciones para encontrar los alcances de esta sustancia, vinculando a varios países en este proceso, entre ellos a Colombia a través de Llinás. Tras sus hallazgos, el colombiano propuso vincular a la compañía Tecnoquímicas, de Cali, a través de una alianza con Revalesio para desarrollar un ensayo clínico en cinco ciudades del país.
A diferencia de las investigaciones que se desarrollan en Estados Unidos, dirigidas a enfermedades crónicas como el Alzheimer, en Colombia las pruebas se harán vía intravenosa a pacientes de patologías agudas, como la trombosis. “Hacer un estudio en Alzheimer se demora 10 años. Aquí tratamos de hacer un estudio más rápido, en casos de corta duración. Si las cosas salen bien sería la primera vez que Colombia haría una cosa de impacto mundial en ciencia”, sostuvo el científico.
Llinás aseguró que desconoce los costos y la duración de estas investigaciones en el país, pero tiene la certeza de que, de lograr resultados positivos, esta agua de vida le daría a Colombia “una postura científica que nunca ha tenido”.