A los congresistas nada les parece suficiente. Así reaccionó parte de la opinión pública ante la idea de varios congresistas de revivir la posibilidad de que senadores y representantes puedan ser nombrados ministros o embajadores.
Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), le manifestó a EL NUEVO SIGLO que eso hace parte de las iniciativas que los legisladores quieren para aumentar el poder. “Eso sería como darles el Ejecutivo al Congreso de la República”.
Barrios manifestó que todo se inició “cuando el senador Juan Manuel Corzo lanzó la propuesta de la inmunidad parlamentaria, luego aprueban el acto legislativo en donde se autohabilitan para votar a pesar de estar impedidos por investigaciones”.
“Eso fue lo que permitió que se votara la reforma a la justicia, porque sino por falta de quórum no se hubiera podido aprobar”, dijo.
En igual sentido se pronunció Armando Novoa, director del Centro Estudios Constitucionales Plural, que recordó que cuando el Gobierno presentó el proyecto de reforma a la justicia, se despertó lo que llamó una caja de Pandora, por lo que, dijo, la bancada de Corzo fue más allá proponiendo “restablecer la figura de la inmunidad parlamentaria de la Constitución del 86, permitir el nombramiento de congresistas como ministros o embajadores, sin perder su condición y revivir bajo una nueva modalidad los auxilios parlamentarios”.
El ex zar anticorrupción Óscar Ortiz precisó que todo eso quedó sepultado en la Constitución del 91 y no por casualidad. Específicamente, señaló cómo entre los vicios del Congreso estaba “el que no revisara la legislación expedida y el que su control político fuera raquítico, entre otras razones, porque los congresistas hacían méritos para ser nombrados ministros, embajadores, en fin, pasar a la Casa de Nariño y dejarle la curul a su suplente”.
Para Barrios, con el planteamiento de ser ministros y embajadores, los congresistas lo que quieren es recuperar algunos privilegios que tenían en años atrás.
Propuestas
Por lo pronto, la propuesta está supeditada a un acuerdo político, de acuerdo con el senador Roberto Gerlein. Según el congresista esa sería una manera de restablecer una buena confianza entre el Legislativo y el Ejecutivo.
“Creo que la organización del Estado colombiano, particularmente las relaciones del Congreso y Ejecutivo serían más fluidas si los senadores pudieran ser integrantes del gabinete”, dijo.
Por otro lado, el senador Camilo Sánchez ha dicho que Congreso y Gobierno ya tienen un acuerdo para presentar en un mes esa iniciativa.
“Ya hay un consenso. ¿Para qué es esto? En el mundo eso sucede. El Gobierno Nacional quiere que haya esa oportunidad. Por el impedimento de ser congresista hemos perdido a muchas personas que podrían servir bien”, afirmó Sánchez.
La idea, por supuesto, no es nueva. En diciembre de 2002 el entonces presidente del Congreso, Luis Alfredo Ramos, se declaró “amigo de ese proyecto”, porque con eso el Ejecutivo podría lograr establecer un muy buen grupo de trabajo.
Hoy, Gerlein aseguró que los senadores les informarían a los congresistas lo que piensan en el Ejecutivo y viceversa. Recordó que en el época que había esa posibilidad las relaciones del Congreso y Legislativo eran enriquecedoras.
“Para mí, la Constitución del 91 se hizo para aniquilar el Congreso, se eliminó la doble instancia, se puso la pérdida de investidura y esta es una oportunidad para hacer una reingeniería sobre ese tema”.
Gerlein concluyó que si en verdad existe un acuerdo político estaría dispuesto a abanderar la propuesta.
El senador Roy Barreras, virtual presidente del Congreso a partir del 20 de julio, coincidió con Gerlein en el sentido de que esa posibilidad haría que crecieran las relaciones entre los dos poderes. “Esto hace parte de una política novedosa que es del tema parlamentario. Pero no sé si Colombia esté preparada”.
Para Barreras, el hecho de que los congresistas puedan tener una interlocución sana con el Ejecutivo es positivo.
El liberal Guillermo García anotó que desde el punto de vista ideológico esta de acuerdo, porque en todas partes del mundo existe esa figura, “pero en estos momentos no es oportuno, porque lo que tiene que hacer el Congreso es reconciliarse con la opinión pública y volver a ganar la confianza que se tenía en el Legislativo. Esto puede generar un ambiente malo”.
Consultado sobre el mismo tema, Jorge Eduardo Gechem acotó que en pasado siempre se había cuestionado una supuesta concentración de poder. “Yo creo que tenemos vocación legislativa y lo estamos haciendo de la mejor manera. Prefiero a cada uno en su orbita y vocación”, manifestó.