EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué se dice que el racismo también ha estado presente en el conflicto armado en Colombia?
DAIRO SÁNCHEZ MOJICA: Se puede entender la relación por lo menos en tres aspectos: por un lado tiene que ver con que las afectaciones de la guerra fueron diferenciadas y desproporcionadas en el caso de los pueblos étnicos. Es decir, no es lo mismo el ciclo de violencia que se ha ejercido contra personas que históricamente han sido marcadas por sesgos raciales, y la violencia que se ejerce contra personas que no lo han sido.
Otro aspecto tiene que ver con la manera como el conflicto armado se ha desarrollado de formas diferentes, digamos hay una distribución diferente en regiones que también en el proceso de construcción de la Nación colombiana se han considerado regiones periféricas.
Esto quiere decir que el racismo también opera no solamente sobre los cuerpos de las comunidades y personas de los pueblos étnicos sino también sobre el paisaje y también sobre ciertos territorios que se han considerado en los que habita la barbarie, que son territorios salvajes.
El segundo aspecto para plantear por qué hay una relación entre racismo y conflicto armado es el lugar que ciertas regiones han ocupado en la construcción del imaginario de la Nación colombiana. Entonces en esas regiones también se han desplegado ciertos proyectos extractivistas, ciertos proyectos que no operan de la misma manera como en otras regiones, como las fundamentalmente andinas.
Entonces, ese otro aspecto del racismo tiene que ver con una geografía de la raza que hace que el conflicto sea diferenciado en esas regiones que se consideran parte de la periferia de la Nación colombiana.
El tercer aspecto tiene que ver básicamente con el reconocimiento contemporáneo de esa relación entre racismo y conflicto armado. Es decir, la sociedad colombiana, incluso el Estado, no ha tenido la suficiente atención frente a esa relación de racismo y conflicto armado, y por lo tanto no hay una audibilidad por parte de la institucionalidad estatal de esas afectaciones diferenciadas y desproporcionadas de la guerra.
Un dato que podría ayudar a comprender la magnitud del asunto es que Colombia es el tercer país de las Américas con mayor población afrodescendiente.
Según eso la guerra que se ha dado en Colombia implica que es el país donde se ha dado una violencia contra los pueblos afrodescendientes más grande en todo el hemisferio. Pero en Colombia no existe esa percepción y eso se corresponde con que no haya procesos de reparación y esclarecimiento que estén acordes con la magnitud de este fenómeno, con la magnitud del destierro que implicó la guerra para los pueblos afrocolombianos.
ENS: ¿Entonces es equivocada la política de atención y reparación a víctimas concebida como un todo, en donde el elemento diferenciador es marginal?
DSM: Sí, hay unos desarrollos importantes para pensar la reparación en pueblos étnicos, sin embargo el punto de quiebre ha estado más en la implementación de los procesos de reparación, donde la institucionalidad tiene las personas y profesionales formados en la sensibilidad que implica reconocer esas diferencias culturales, territoriales que implicó la guerra, y no se ha adaptado a términos concretos, por ejemplo, en procesos de reparación colectiva en el país de poblaciones afro que hayan permitido avanzar en una reparación que tenga en cuenta esos elementos diferenciados.
ENS: ¿Por el reclutamiento por parte de actores ilegales qué tan afectados han resultado los pueblos étnicos?
DSM: El reclutamiento de los pueblos afro se desarrolla cuando la guerra se expande a territorios de estas comunidades. Entonces ahí hay una situación compleja porque efectivamente el reclutamiento muchas veces es forzado de presión militar, pero en otros casos también es forzado por el cierre de oportunidades sociales y económicas que tienen estas comunidades, y cuando el conflicto armado copta los territorios pues lleva a una presión de las comunidades en la cual encuentran muy pocas oportunidades diferentes a la guerra para poder subsistir en sus territorios.
Entonces el reclutamiento tendría también esa doble cara: por un lado un reclutamiento forzado pero también hay una situación que trasciende las condiciones de vida de las comunidades, que muchas veces hace que hayan pocas oportunidades económicas y sociales para desarrollar proyectos de vida y se vean obligados a la vinculación con actores armados.