Para reducir las altas cifras de accidentalidad y muerte de peatones, desde noviembre la velocidad máxima, en cinco vías de la capital del país, no podrá superar los 50 kilómetros por hora.
“Será permanente y durante todo el día y la noche. Lo que estamos haciendo es cambiar las señales de tránsito para que la velocidad máxima sea de 50 kilómetros por hora y el objetivo luego será controlar el tema con cámaras de detección electrónica”, dijo Juan Pablo Bocarejo, secretario distrital de Movilidad.
En efecto, en el marco de la XII de la Semana de la Seguridad Vial, la administración explicó que se han identificado cinco corredores viales en la ciudad que, por las características del entorno, necesitan gestionar velocidades seguras a 50 Km/h.
Las vías donde se implementará esta medida son la Av. Ciudad de Cali, Av. Boyacá, Carrera 68, Calle 80 y Av. las Américas, corredores que sumados no superan la extensión de 82 Km. En 2107 en estos mismos cinco corredores, se presentaron 140 muertes en las vías (una de cada cuatro en la ciudad), lo que le representó a Bogotá aproximadamente 142.000 millones de pesos en costos.
Se han implementado 2.220 nuevas zonas escolares, se han demarcado 3.100 zonas y se han instalado 2.130 dispositivos de velocidad y tráfico.
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Menos muertes
En 2017, Bogotá fue la ciudad líder en reducción de muertes salvando 39 vidas en las vías. Sin embargo, durante el mismo año, 546 personas fallecieron por siniestros de tránsito, de los cuales el 94% eran usuarios vulnerables de la vía. De estos, 272 fueron peatones (un 50%), 182 motociclistas y parrilleros (33%), 59 ciclistas (un 11%), 18 pasajeros (3%) y 15 conductores (3%).
Por otro lado, estudios observacionales de la Universidad Johns Hopkins, aliado de la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Global, demostraron en 2015 que cerca del 40% de los vehículos excedían los límites de velocidad establecidos en las vías de la ciudad.
Desde la perspectiva ciudadana no existe conciencia frente a esta problemática, que es imperceptible y letal. Seis de cada 10 personas consideran que, al conducir a alta velocidad, llegarán más rápido a su destino; cinco de cada 10 consideran que la velocidad genera adrenalina y es emocionante.
Y es que el exceso de velocidad no es percibido por nuestros cuerpos, tampoco es calculado por nuestros sentidos, los cuales se ven afectados a mayores velocidades, por ejemplo, el campo visual disminuye.
Además, el exceso de velocidad aumenta el nivel de gravedad de los siniestros. Un peatón que es atropellado a 50km/h puede tener consecuencias equivalentes a ser empujado desde un 3° piso. Estos son solo algunos de los datos que demuestran que en Bogotá se deben gestionar los límites de velocidad, como el mayor factor de riesgo en la pérdida de vidas durante un siniestro.
Entre septiembre y diciembre de 2016 se llevó a cabo una prueba piloto en la Av. Boyacá, el corredor más crítico de siniestralidad. La estrategia consistió en la instalación de 31 puestos de control al exceso de velocidad, la imposición de 633 órdenes de comparendo y la implementación de 26 señales informativas que anunciaban las zonas controladas por radar.
Con los hallazgos de esta prueba piloto y las razones expuestas anteriormente se diseñó el Programa de Gestión de la Velocidad que tiene como objetivo promover la gestión de límites seguros en la vía, a través de infraestructura, control y educación.
Con el Programa de Gestión de la Velocidad de Bogotá, se podrán evaluar los límites actuales de velocidad según la función, el entorno y las características operativas de la vía. Además, el Programa propone diferentes acciones en infraestructura como intervenciones desde las zonas barriales, zonas comerciales y vías arteriales.