En marzo, cuando José Marulanda llegó a Bogotá, no se imaginaba que iba sentir el roce de la muerte, experiencia que lo marcó durante las siguientes semanas.
Arribó a la capital en plan de trabajo, enviado por Unicauca Estéreo, el medio en el que ejerce el periodismo, a cubrir durante cinco días el certamen denominado Vive Popayán en Bogotá, organizado por la Alcaldía de la capital caucana para promocionar sus más destacados eventos: el Carnaval de Pubenza, la Semana Santa, el Festival de Música Religiosa, el Congreso Gastronómico, el Festival de Jazz, el Festival de Cine Corto y la Feria del Libro.
Bueno, tampoco se preveía que esos eventos no se llevarían a cabo en la forma en que se anunciaron: las procesiones nocturnas de Semana Santa, declaradas por la Unesco como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, fueron canceladas; en tanto que los festivales de Música Religiosa y Cine Corto, así como el Congreso Gastronómico y la Feria del Libro fueron virtuales; igual suerte correrá en unos cuantos días el Carnaval de Pubenza.
Cuarentena
“En Bogotá comienzan a darse los primeros casos, pero antes que se declare la cuarentena, al llegar a Popayán nos dimos cuenta que el alcalde Juan Carlos López había salido positivo para covid-19. Entonces sin haberse declarado la cuarentena, yo ya estaba con sospecha de tener covid, porque con él tuve contacto estrecho: yo lo entrevisté durante 10 minutos personalmente”, contó Marulanda a EL NUEVO SIGLO.
“Ese tema desde allí marcó mi relación con la pandemia, sin que se hubiese declarado la cuarentena”, precisó, anotando que “fueron 15 días de aislamiento”.
La Universidad estuvo “muy pendiente de las personas que habíamos viajado. Y a mí me coge la cuarentena haciendo mi propia cuarentena, viviendo solo en Popayán”, relató.
“Fue muy difícil, porque el riesgo de morir estaba muy latente todo el tiempo, cualquier salida a la calle sentía que se podía uno contagiar”, manifestó antes de reseñar cómo tuvo que hacer ‘de tripas corazón’ para ir a Cali, ciudad que dejó en 2018 para irse a trabajar a Popayán, poniendo primero la salud de su progenitora, una mujer ya mayor, a quien fue a acompañar y a auxiliar, especialmente para evitar que tuviera que salir y exponerse haciendo diligencias. Eso fue en abril.
Pudo repartir tiempo entre Cali y Popayán gracias a que la emisora decidió “trabajar a distancia, mediante unas plataformas digitales”.
El rector José Luis Diago, “que es un médico y tiene idea de lo que es una pandemia, tomó la decisión de que todo el mundo trabajara desde casa”. Eso no impidió que ese roce con la muerte lo siguiera rondando por semanas. “En el trabajo todos estábamos con miedo, con temores, con angustias, entonces fue un año muy difícil en ese sentido”, sostuvo.
Y eso que, a diferencia de otros colegas, “a nosotros no nos tocó salir, además porque el equipo de trabajo se mantuvo en que como era un asunto desconocido, pues no podía arriesgarse”, a no ser que fuera para cubrir “hechos relevantes” o “algo de último minuto, de última hora como para uno salir y arriesgarse. A nosotros no nos tocó salir. Trabajamos a distancia”.
Información
Reflexionó que “poder tener buenas fuentes de información le permite a uno poder acceder a ciertos testimonios, a ciertas denuncias, a ciertos temas que no necesariamente exigieron salir. Entonces yo creo que el tener buenas fuentes de información ayudó a que el no salir pudiera suplirse con tener buena información con los oyentes”.
Así, los escuchas pudieron estar en contacto “con las autoridades de salud, haciendo un recuento de controles, de cómo ellos han seguido de cerca la situación, qué medidas se están tomando, las pruebas gratuitas que han hecho de covid, como lo que las autoridades han tenido que hacer para la pandemia y con médicos, con epidemiólogos, con expertos, analizando el comportamiento del ritmo de los contagios, la mortalidad del contagio y los posibles tratamientos que se han anunciado. Es decir, he tratado que la información frente al covid sea algo más de base y me he cuidado mucho de algo en lo que han caído muchos periodistas que se automedican y comienzan a socializar que su automedicación funciona para el covid”.
¿Se automedican? “Eso pasó con dos casos. En Cali con la Ivermectina, que varios periodistas se automedicaron, leyeron dos artículos de experiencias y empezaron a decir que ya. Y en Popayán pasó con un doctor, que comenzó a decir que el Interferón Beta era un tratamiento efectivo para el covid”.
“Yo soy periodista y tengo que tener responsabilidad sobre esto. Entonces buscábamos a doctores y decían que todavía no hay estudios concluyentes, se están haciendo pruebas piloto, hay que esperar que salgan”, recordó, considerando que ante “gente que se ha dedicado toda su hijuemadre vida a estudiar epidemias” y “dicen pues puede que sea, pero no nos atrevemos a decir nada”, él como periodista no puede “decirle a alguien que tome algo porque a mí me fue bien o porque a 130 persona les fue bien. La ciencia es más compleja que eso. Una vacuna la prueban en miles de personas, hay que esperar reacciones adversas, eso tiene todo su cuento”.
Lo peor, apuntó, es que “a las personas que tenían dudas frente al Interferón Beta se les acusaba de querer dañar a los médicos. A mí me decía una doctora, que qué hay que hacer frente al covid: distanciamiento social y tapabocas. Una señora que ha estudiado 30 años esto, yo no la puedo acusar de que es que está favoreciendo a las farmacéuticas”.
En medio de las dificultades de este año que está por terminar, se siente satisfecho de su trabajo. “Esa fue la principal labor, tratar de entender cosas como por ejemplo los estudios de seroprevalencia. Esa es una cosa tan importante y mire qué periodistas le han puesto atención a los estudios de seroprevalencia, que eso es supremamente clave en una pandemia”.