DESPUÉS DE que la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de los Estados Unidos (Ondcp por sus siglas en inglés) presentara, a inicios de semana, la nueva estrategia que fortalecerá la lucha contra el narcotráfico, en Colombia comenzaron los análisis sobre el impacto que tendrá en nuestro país la hoja de ruta antidroga del gobierno de Joe Biden. Por ejemplo, algunos observadores señalan que no hay énfasis central en el tema de la fumigación aérea de narcocultivos con glifosato, contrario a lo que pasaba con la pasada administración norteamericana.
EL NUEVO SIGLO dialogó con cuatro directores de organizaciones y expertos en la materia para conocer cuáles podrían ser esas consecuencias en la estrategia bilateral antidroga y lo que puede hacer el gobierno Duque en estos nueve meses que le restan de mandato. En otras palabras, ¿Qué papel jugará Colombia en nuevo plan antidroga de EE.UU.?
Inicialmente, el director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, Néstor Rosanía, indicó que la nueva estrategia del gobierno Biden es un complemento a la política exterior ‘Respice Polum’, donde se han metido algunas normas emitidas por expresidentes como George Bush o Donald Trump, al igual que por la nueva del líder demócrata.
“Esta (la estrategia colombiana) se adapta a las políticas de gobierno de los Estados Unidos, unas más fuertes como la administración Bush o Trump, o las que buscan nuevos enfoques, como la de Biden. Pero bajo este gobierno (de Duque), al que le queda un año, Colombia siempre se tiene que ir adaptando finalmente a la política antidroga que haya en el gobierno de turno de EE.UU.”, señaló el investigador.
Igualmente, Rosanía recalcó que el país es el socio más importante de Washington en la región. “Colombia seguirá en una política de erradicación manual, pese a que se dice que tiene el tema de la fumigación sobre la mesa, pero eso también tiene una complejidad… El gobierno Duque ha querido fumigar desde el principio y no ha podido cumplir”, afirmó.
Paso en falso de Duque
Por otra parte, el docente e investigador de la Universidad de los Andes, Daniel Mejía, aseguró que la nueva estrategia de la Casa Blanca dejó mal parado al jefe de Estado colombiano, ya que durante su mandato ha insistido en la reanudación de la aspersión aérea con glifosato en las principales zonas de cultivos ilícitos, haciendo caso omiso a las opiniones de expertos nacionales e internacionales y queriendo evadir la sentencia de la Corte Constitucional en 2015, que restringió esta práctica para prevenir problemas de salud en los campesinos.
“Creo que queda mal parado el Gobierno nacional porque tanto insistió en la reanudación de la fumigación aérea, contra todas las opiniones de los expertos, de que ‘eso no se puede hacer’ o ‘es costoso’ o ‘no es efectivo’, etc. De tal manera que no creo que vayan a reanudar la aspersión, y menos ahora que no tienen el apoyo de los Estados Unidos, ni la presión que se ejercía en el gobierno Trump”, sostuvo.
En cuanto a los lineamientos que presentó la Ondcp, manifestó que “es una estrategia mucho más integral, mejor enfocada en enfrentar el problema de producción y tráfico de drogas al enfocar los esfuerzos en contra de los cultivos ilícitos en el tema de desarrollo rural integral, la implementación de los acuerdos y las oportunidades para los campesinos cocaleros, y no enfocarlos en erradicación forzosa, y especialmente, en la fumigación”.
También indicó Mejía que es acertado abordar la interdicción, la destrucción de laboratorios y la incautación de precursores químicos “porque ahí es donde la política antidrogas y reducción de oferta puede ser efectiva”.
Implementación del Acuerdo de Paz
De otro lado, el exdirector del Observatorio de Armas y Drogas Ilícitas de la Universidad del Rosario, Óscar Palma, declaró que aunque no hay un revolcón hacia la política total antidroga entre Estados Unidos y Colombia, la nueva hoja de ruta sí conlleva varios puntos que son importantes frente a la estrategia que está en vigencia en el país.
“La perspectiva holística de cierta forma de la nueva estrategia es ir un poco más allá de destruir cultivos, de erradicar, de pensar en el problema en forma de seguridad, y pensar en algunos elementos que se han descuidado de cierta forma, que vienen en el Acuerdo de Paz de La Habana, como la restitución de tierras, la seguridad de los campesinos, la seguridad de desmovilizados, etc.”, comentó.
Sin embargo, mencionó que “es imposible saber en este momento si Colombia va a lograr implementar lo que la estrategia requiere. Hay dudas de que el gobierno pueda, en el tiempo que le queda, cumplir satisfactoriamente lo que requeriría la estrategia, pero, por lo menos, sí hay un cambio en la formulación”.
Destacó dos puntos que favorecerían cambiar la manera en la que se enfrenta la lucha contra las drogas. El primer aspecto es el medio ambiente, donde será “una de las columnas de la estrategia bilateral; siempre había sido un elemento importante en la estrategia antinarcóticos pero no se había puesto como un punto esencial”.
Mientras que el segundo punto son las nuevas métricas que evaluarán la estrategia antidroga en Colombia. “Va a ser interesante ver cómo se ejecuta en Colombia y es que la estrategia antidroga requiere no solamente de un conteo como siempre hemos hecho de hectáreas cultivadas y hectáreas erradicadas, sino que a través de una serie de métricas vamos a ver cómo avanzan las condiciones socioeconómicas en los territorios, y eso también va a ser interesante de analizar a futuro”, dijo.
Tarea del nuevo presidente en el 2022
Finalmente, el director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), Jorge Restrepo, señaló que esta nueva estrategia será un compromiso que asumirá el próximo presidente que elegirán los colombianos en las urnas.
“Al gobierno del presidente Duque le quedan siete meses y creo que no hay tiempo para que este gobierno haga cambios en materia de la política de drogas, en reflejo a ese acuerdo que se logró con Estados Unidos. Le corresponderá al próximo gobierno interpretar ese acuerdo de cooperación, buscar cambiarlo o desarrollar una nueva política en materia de la lucha contra el tráfico, la producción y el consumo de drogas”, indicó.
Asimismo, Restrepo aseguró que el nuevo jefe de Estado tendrá la difícil decisión de reanudar o no la implementación de la fumigación aérea con glifosato, e indicar de qué manera se aplicará.
Cabe destacar que en medio de sus reuniones con el presidente Duque y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, reconoció que la cooperación en la lucha contra el narcotráfico debe profundizarse atacando por igual todos los eslabones del flagelo para “reducir la demanda en EE.UU. que es la que está alimentando toda la actividad ilícita”.