POR MEDIO de una carta dirigida al país, los obispos católicos de la Conferencia Episcopal, solicitaron de manera enfática que se supere prontamente la fuerte división política que se registra en Colombia. En la misiva los miembros de la Iglesia Católica afirman que “los colombianos no podemos acostumbrarnos a las variadas formas de violencia que siguen marcando nuestro presente y generan un sentimiento creciente de inseguridad en la población, como está sucediendo en el Suroccidente del país y en otras regiones, situación que miramos con gran preocupación”.
Además, destacaron: “no podemos acostumbrarnos a que el poder de las armas, de la ilegalidad, de la corrupción egoísta y del narcotráfico siga cobrando la vida de muchos compatriotas, especialmente adolescentes y jóvenes, y destruya la rica biodiversidad de nuestras tierras y mares. Ante este panorama, “lo bueno, lo agradable y lo perfecto” consiste en reconocer la infinita dignidad de cada persona y el cuidado que le es debido; en proteger las instituciones legalmente constituidas que son la base de nuestra democracia; en hacer respetar nuestra casa común, tan rica de bienes materiales, ambientales, culturales y saberes ancestrales”.
Valores familiares y polarización
De igual manera, insistieron “no podemos acostumbrarnos al debilitamiento de la institución familiar y de la obra educativa, lugares originarios donde se arraigan los valores y virtudes de una sociedad. Percibimos que nuestros niños y jóvenes están expuestos a muchos peligros y corren el riesgo de crecer sin orientación moral, tristes y sin esperanza”.
Sostuvieron que “no podemos acostumbrarnos a la polarización política e ideológica que impide al país avanzar y lo hunde en la incertidumbre. Si bien es cierto que estamos en una sociedad pluralista, también se ha de considerar que la defensa a ultranza de posiciones que no aceptan la confrontación, ajenas a un proyecto común de país, en nada ayuda a la consecución de la paz. Ante esta tentación, en cambio, reconocer con humildad la diversidad de pensamientos y visiones, y la rica posibilidad que ofrece el diálogo sincero y profundo. A pesar de las diferencias es posible estrechar lazos de amistad social, generar una auténtica cultura del encuentro, mirar más allá de intereses particulares o grupales y entrever el mayor bien para todos, confiando, además, en que los liderazgos en favor del bien común son posibles”.
Medidas urgentes
Al respecto, los obispos expresaron que “estas urgencias que señalamos suponen, como lo indica el Apóstol, una “renovación de la mente” que incluye superar la lógica del individualismo y la búsqueda egoísta de bienes particulares, que solo produce inequidad y exclusión, y dificulta el trabajo por una Colombia unida y en paz. En este propósito de renovación, como Iglesia, queremos escuchar a todos y dialogar con franqueza”.
“Queremos fortalecer los vínculos con las realidades e instituciones de la sociedad que se esfuerzan por promover el desarrollo integral de la persona, especialmente de los que tienen menos y sufren mayor marginación. Queremos contribuir a la búsqueda de caminos de crecimiento para nuestra nación. Seguiremos, con la fuerza de la fe, ofreciendo misericordia y proponiendo la buena noticia de Jesucristo, seguros de que en Él ninguna esperanza queda defraudada. Convencidos de que toda persona es un potencial de esperanza, invitamos a cada compatriota para que contribuya, con sus dones, en la construcción de un mejor país”.
Estas declaraciones se dan en el marco de la 117ª Asamblea Plenaria, en Bogotá, D. C. Adicionalmente, los integrantes de la comunidad católica celebraron “el XIII Congreso Nacional Misionero, evento en el que recordamos a tantos hombres y mujeres que en nuestra tierra han entregado sus vidas por la causa del Evangelio”, aprovechando la oportunidad para hacer el llamado a todos los ciudadanos a trabajar por una Colombia unida y en paz, resaltando que la división ideológica obstaculiza el progreso y la convivencia armoniosa y distanciándose de las actuales dinámicas de confrontación ideológica que, según señalan, perpetúan la incertidumbre y obstaculizan el progreso en todo el territorio nacional.