Mucho cuidado con el EPOC: cuarta causa de muerte en Colombia | El Nuevo Siglo
Los departamentos con mayor prevalencia según la residencia del paciente fueron Risaralda, Bogotá y Boyacá.
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Sábado, 19 de Noviembre de 2022
Redacción Política

Con el lema "Sigamos respirando", el Ministerio de Salud tiene el objetivo de sensibilizar a los colombianos con relación a la prevención de la Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC), reiterando la importancia del control a la exposición de sus factores de riesgo.

Esta enfermedad representa una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la Región de las Américas, en el 2019 las enfermedades respiratorias crónicas causaron 534.242 defunciones, con una tasa de 35,8 por 100 mil habitantes. Colombia es el décimo primer país de la región que presenta mayor mortalidad por esta causa.

En este sentido, en Colombia representa la cuarta causa de muerte. Entre 2008 y 2012 las tasas ajustadas decayeron en un 15%, pasando de 31,73 a 26,87 muertes por cada 100 mil habitantes, para luego presentar incrementos y descensos, hasta alcanzar un valor de 22,9 en 2020.

Evaluación

La subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio, Nubia Bautista, explicó que en 2020 murieron 2.204 personas menores de 70 años en Colombia por EPOC. Se estima que nueve de cada 100 personas mayores de 40 años tienen EPOC en el país, con una prevalencia de 8,9%.

"De acuerdo con la distribución geográfica, los departamentos con mayor prevalencia según la residencia del paciente fueron Risaralda, Bogotá, Boyacá, Quindío, Caldas y Antioquia. La edad promedio de los pacientes diagnosticados con EPOC fue de 71,4 años", señaló Bautista.

Las enfermedades respiratorias crónicas como la EPOC son condiciones incurables de alta carga de enfermedad que ya son un reto para el sistema de salud, y la mayoría de las terapias farmacológicas no impactan en la mortalidad, aunque sí en la calidad de vida.

Por tanto, la prioridad del Ministerio es prevenirlas mediante el fortalecimiento de la política pública y la gestión en salud, específicamente en:

  • Reducción del consumo de tabaco, incluido el cigarrillo electrónico.
  • Fomento de entornos saludables con masificación de energías limpias y reducción de la contaminación del aire.
  • Disminuir el uso de la leña como combustible, al ser factor de riesgo para enfermedad respiratoria.
  • Masificación de medios de transporte sin emisiones ambientales.
  • Impulsar la seguridad en el trabajo e higiene industrial para disminuir la incidencia de enfermedades respiratorias ocupacionales asociadas a polvos y sustancias químicas.
  • Intensificar la vacunación (contra el neumococo y la influenza, que ha demostrado disminuir las exacerbaciones de las enfermedades respiratorias crónicas, así como la vacunación contra el coronavirus, que hasta el momento tiene el mayor impacto en la morbimortalidad y secuelas del covid-19).
  • Control de la tuberculosis, debido a su fuerte asociación con la incidencia y prevalencia de enfermedades respiratorias crónicas. 
  • La atención integrada y continua de patologías crónicas, ya que son factores de riesgo para complicaciones en enfermedades respiratorias agudas y crónicas. Implica el control del exceso de peso, la diabetes, las dislipidemias y en general las enfermedades cardiovasculares.
  • La promoción de estilos de vida y entornos saludables para controlar factores de riesgo ambientales como tabaquismo, exposición al humo de leña y contaminación del aire, mediante la educación en salud. 

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Se identifican fundamentalmente tres ámbitos en los que se debe hacer un énfasis para aportar valor al sistema de salud y a los pacientes: 

  • Mejorar la detección temprana y el diagnóstico oportuno, el control y seguimiento de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas. De esta forma se conseguirá una reducción de la morbimortalidad asociada, una mejor calidad de vida de los pacientes y una reducción de los costos en salud generados.
  • Reducir la variabilidad clínica en la atención, de acuerdo con lo establecido en las Guías de Práctica Clínica (GPC) para la población con sospecha o diagnóstico de estas enfermedades, lo cual contribuirá a garantizar la equidad, la calidad de la asistencia y la continuidad asistencial de los pacientes, contribuyendo así a mejorar los resultados en salud, garantizando la disponibilidad de la tecnología requerida para el diagnóstico y control (espirometría), teniendo en cuenta que las tecnologías están incluidas en el actual plan de beneficios en salud. Así mismo, mejorar la capacidad técnica para la lectura e interpretación de la espirometría por parte de los profesionales de la salud.
  • Conseguir la implicación, empoderamiento y corresponsabilidad de los pacientes con la autogestión y autocuidado de su enfermedad, a partir de intervenciones de educación en salud para pacientes y familiares.
  • De esta forma, se conseguirá una gestión más eficiente de la enfermedad por parte del paciente y un cumplimiento terapéutico, con una buena técnica de administración, que maximizará el resultado de los tratamientos prescritos.

Mucho ojo con los síntomas

De acuerdo con el Ministerio, es fundamental tener en cuenta las siguientes señales de alerta: como ocurre con la mayoría de las enfermedades, los síntomas de la EPOC comienzan siendo leves. Con el paso del tiempo, su intensidad aumenta considerablemente si no se toman medidas rápidas para combatirlos.

En términos generales, los síntomas de estas enfermedades incluyen tos, sibilancias (es decir, respiración con un sonido de silbido), cansancio y falta de energía y una sensación de opresión en el pecho. A medida que la enfermedad avanza, se pueden producir infecciones leves, como resfriados o gripes (con más frecuencia de lo habitual), o infecciones graves, como la neumonía.

También es habitual que quienes padecen EPOC se quejen de pérdida de peso, disminución del apetito, debilidad muscular e hinchazón en los tobillos.

En estas situaciones, la mejor alternativa es acudir al médico. Él le ayudará en el proceso de diagnóstico. Si con su ayuda se define que hay EPOC, será el profesional quien le dé recomendaciones sobre el plan a seguir.

Estas incluyen los cambios que se sugieren en cuanto al estilo de vida, los medicamentos y vacunas que se requieren para su tratamiento; adicionalmente, las medidas de terapia respiratoria o terapia de rehabilitación, y los requerimientos de oxígeno, de nutrición, de actividad física y de asesoría psicológica, entre otros.

También se recuerda que la EPOC no tiene cura. Sin embargo, existen medicamentos que retrasan el empeoramiento de esta enfermedad. Es por ello que evitar situaciones de riesgo y, en caso de tener síntomas, acudir al médico lo antes posible, es clave para lograr un mejor resultado con el tratamiento.