Samarios que hablaron con EL NUEVO SIGLO señalaron que la gente no está acatando las medidas de aislamiento
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Santa Marta, para muchos, es sinónimo de playa, brisa y mar.
El lugar de fantasía perfecto, bañado por la suave brisa del Caribe.
Hoy en día, sin embargo, al parecer se encuentra inundada por el Covid-19 y los más perjudicados son los trabajadores de la salud.
Según cifras del Instituto Nacional de Salud (INS), al cierre de esta edición en el Magdalena y en Santa Marta se han presentado 190 casos positivos, así como 17 fallecidos, uno de ellos el médico Enrique Gamarra, considerado como uno de los mejores profesionales por sus colegas.
El problema no es solo que en los centros de salud no hay suficientes materiales para proteger a los galenos. Es que la gente, al parecer, se está tomando muy deportivamente la cuarentena.
Habitantes de la ciudad le comentaron a EL NUEVO SIGLO que el centro samario ha sido, desde que comenzó la cuarentena, un hervidero de gente: personas haciendo fila para entrar al supermercado, nada de distanciamiento social, gente saliendo a recorrer la ciudad, los centros comerciales llenos, “como un día normal”.
Las aglomeraciones se dan, principalmente, de lunes a viernes. Pese a que la Alcaldía prohibió la circulación de personas los fines de semana y obligó a que los negocios cerraran, los samarios sostienen que en los barrios populares la gente no atiende.
“Salen a las terrazas y al andén a tomar el fresco como si fuera un día normal. Otros compran cerveza y todo el día ahí tomando el sol, charlando con los vecinos”, le dijo a este Diario un habitante de la ciudad.
Y aunque suene extraño, en medio de la cuarentena, durante el día viernes el centro de la ciudad vio cómo un grupo de cerca de 400 venezolanos protestaba frente a la Alcaldía pidiendo que los dejaran retornar a su tierra. La aglomeración se sumó a la constante actividad del centro. Según los migrantes, ahora con la crisis, la subsistencia se ha vuelto más difícil y la ilusión que los trajo a Colombia ahora los ahoga por la discriminación y la falta de garantías. Muchos de ellos, sin servicio de salud y sin un techo donde dormir, se agolparon frente a la Alcaldía a exigir garantías. En la manifestación no importa el contagio, lo que importa es que la voz se escuche fuerte y eso solo se logra en conjunto. Pese a que las autoridades intentan resolver la situación y permitir el retorno, la solución aún permanece lejana.
“No hay insumos”
La muerte del médico Gamarra todavía es un misterio. Mientras algunos sostienen que no se le prestó la atención necesaria, otros aseguran que fue un conjunto de insuficiencias. Lo que sí se sabe es que se infectó en el Centro Hospitalario del Caribe (Cehoca), cuyo cierre ya ordenaron las autoridades.
El también médico Édgar Sánchez, uno de sus amigos, le indicó a este Medio que “el doctor Gamarra se desplazaba entre la Clínica Cehoca, la Clínica Mar Caribe y la Clínica de la Milagrosa. En las tres trabajaba él. Desafortunadamente duró 30 días hospitalizado con una patología muy severa, un compromiso pulmonar severo y un compromiso renal que lo llevó a una falla renal aguda, que lo llevó desafortunadamente a su deceso”. Según él, el material de bioseguridad allí no se ve.
Otro médico que trabajó con Gamarra, Luis Gastelbondo, le aseguró a este Diario que “uno siente que el Estado aportó y firmó un Decreto para dar la dotación, pero ese aporte o no ha sido el adecuado o no ha llegado a tiempo a todas las entidades. El esfuerzo ha sido de las IPS particulares y las privadas. Y uno siente que el esfuerzo de las ARL no es el más adecuado. Y aún, pese a que algunas han llegado a unas instituciones, al resto no la han hecho como debe ser”.
Gastelbondo sostuvo que “en la institución Mar Caribe se están cumpliendo los protocolos, las distancias y demás, pero en Cehoca, que gracias a Dios ya fue cerrada, uno sentía que ahí era una cosa muy difícil. Cuando usted tiene un sector de atención, uno no puede estar cambiando al funcionario a otras áreas y allá pasaba. Creo que el Doctor fallece por falta de protocolos claros por parte de esa institución”.
Las autoridades informaron que aún están haciendo las pruebas para determinar quiénes más resultaron afectados en la Clínica. Al parecer, el virus llegó, como lo suele hacer, a través de un paciente asintomático.
Toda una familia
Debido a la falta de disciplina social, los casos van en aumento. De hecho, en Santa Marta se presentó uno de los casos más dolorosos que ha dejado la enfermedad: cuatro miembros de una familia que vivían en la misma casa se enfermaron y murieron casi al mismo tiempo.
En menos de un mes padre, madre, hijo y tío murieron a causa del mortal virus. Dos miembros más, al parecer, están contagiados.
Cada uno de ellos llegó al centro de salud con síntomas distintos a los que se han anunciado como preludio de la enfermedad. El padre, de 90 años, llegó con tos seca, luego, su condición se agravó. El hijo llegó con diarrea. Fue internado y en menos de una semana, su vida se apagó. La madre y el hermano también presentaron otros síntomas distintos a sus familiares, a los pocos días de ser internados tuvieron que ser intubados.