LA SEMANA pasada Colombia vivió una de las tragedias más recientes producto de la fuerte ola invernal. La cifra por un derrumbe en Rosas – 33 fallecidos y un número incierto de desaparecidos. Los medios de comunicación sin duda tienen una alta responsabilidad en el tema, pues se dedicaron durante la tradicional temporada seca de los primeros meses del año a especular sobre un Fenómeno del Niño que era inexistente, o por lo menos muy frágil.
Los intereses detrás de la especulación
El Gobierno no desmintió los anuncios sobre una fuerte sequía en el país durante 2019, al contrario, se dedicó a causar pánico y a hacer anuncios sobre la crisis del agua y la posibilidad de recortes de energía al ser el país dependiente de la producción hidroeléctrica. Al parecer sí había un interés, aumentar las tarifas de agua y energía en varias regiones del país. Para marzo de 2019 se presentaron protestas de usuarios de varios municipios de la región cafetera y Antioquia, donde frente a la amenaza de una eventual sequía se debería aumentar la facturación. En algunas regiones se amenazó con sancionar a los que incrementaran su consumo de agua. Medios impresos y de televisión se dedicaron a hablar de los peligros de la sequía, de la falta de agua para los próximos meses, todo eso está registrado en los archivos de los periódicos y de los noticieros. El Ministro de Ambiente y los funcionarios del Ideam no salieron a desmentir la exageración, es más fueron cómplices de esa especulación mediática sobre una segura sequía.
Los hechos hoy
La tradicional temporada seca de inicios de año fue más corta de lo esperado y desde la primera semana de marzo comenzó con intensas lluvias en la región Andina y la región Pacífica. Pero en abril las lluvias se desataron por todo el país excepto la región Caribe, a donde seguro llegarán la próxima semana. Muertos y desaparecidos en Cauca y Nariño. Derrumbes en barrios periféricos de Bogotá, algo que no ocurría hacía años. Ríos desbordados, avalanchas. ¿Por qué tanta tragedia? Una gran responsabilidad del Gobierno que se inventó una sequía y no preparó a los alcaldes y a los organismos regionales para la prevención de la tradicional temporada de lluvias de abril a junio. De los medios de comunicación que dedicaron análisis, y editoriales para alertar sobre los peligros de una sequía. ¿Dónde están los responsables?
Eliminar las visiones apocalípticas
Un problema de la educación de las ciencias sociales hoy, es que ha abandonado los contenidos y se ha dedicado a denunciar problemas. Se ha construido una sociedad que opina sin saber, que hace afirmaciones desde el desconocimiento. Que cree y afirma sobre la seguridad de una sequía prolongada. Que busca justificar en los aspectos ambientales la precariedad de un Estado al que le cuesta planificar, anticipar y proyectar.
Colombia se localiza en la región ecuatorial en la zona de confluencia intertropical. Donde los vientos planetarios por la rotación de la Tierra tienden a llevar masas de nubes hacia el ecuador. Por eso las regiones más lluviosas del planeta están en el ecuador y las altas precipitaciones unidas a las elevadas temperaturas que provoca el recibir casi todo el año los rayos del sol de forma directa, hace que se formen las selvas ecuatoriales, como la Amazonía o la Pacífica en Colombia o las del Congo en África o los bosques del sudeste asiático. En síntesis, Colombia es de los países que más precipitaciones recibe en el mundo, por eso debemos tener siempre planes de contingencia para las intensas lluvias, educar sobre los riesgos de vivir en las riberas de los ríos, en zonas pantanosas, cerca de las montañas o zonas de derrumbe.
Necesitamos educar en la planeación. El Gobierno y los medios no pueden seguir justificando que hay agua y luz si llueve y que si no llueve las perderemos. Bajo esa lógica países como Egipto, Arabia, Emiratos, Qatar y tantos donde no llueve en años no podrían existir o no se habrían desarrollado. Debemos superar las visiones fatalistas y de ausencia de planeación. Educar a la sociedad desde la escuela, pero también a periodistas, a líderes de opinión, a la sociedad en general para no ser cómplices de la improvisación y la información engañosa.