Varios estudios calculan que se vuelve a plantar al menos la mitad del área ocupada por los cultivos ilícitos arrancados
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En la lista de obstáculos que enfrenta Colombia en materia de reducción de cultivos ilícitos, la resiembra es protagonista, planteó este fin de semana un informe de Insight Crime, redactado por Juan Camilo Jaramillo.
Tomando en cuenta que, según cifras oficiales, entre enero y octubre de 2019 la Fuerza Pública logró erradicar 65.231 hectáreas de cultivos de coca, se deduce que, en promedio, se estarían eliminando 231 hectáreas de sembradíos de coca diariamente a lo largo del país.
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De acuerdo con el último reporte la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), Colombia logró en 2018, reducir por primera vez en cuatro años los cultivos de uso ilícito, pasando de tener 171.000 hectáreas en 2017 a 169.000 el año siguiente.
Sin embargo, de acuerdo con el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, el porcentaje de resiembra en los casos de erradicación forzada estaría entre 50% y 67%. Es decir, por cada 1.000 hectáreas erradicadas de manera forzosa, entre 500 y 670 hectáreas estarían siendo sembradas nuevamente.
Esta información coincide con los datos que maneja el Instituto para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), que ha definido el porcentaje de resiembra en alrededor del 50%.
Según la entidad, los territorios más afectados por este fenómeno son los departamentos de Antioquia, Guaviare, Norte de Santander y Vichada.
Sostuvo Insight Crime en su informe que las razones que empujan a los campesinos a resembrar la coca explican por qué a pesar de las políticas del Gobierno, los cultivos ilícitos persisten en Colombia.
Por un lado, las comunidades locales que siembran hoja de coca en el país están sometidas a constantes presiones por parte de estructuras ilegales que controlan el negocio del narcotráfico en sus territorios. Como consecuencia de amenazas, atentados y asesinatos, los campesinos se ven obligados a retomar los sembradíos que hayan sido erradicados por el Ejército, para continuar suministrando la materia prima a estas organizaciones.
Así mismo, ante la imposibilidad de acceder a otra fuente de ingreso, muchas comunidades a lo largo del país ven en la coca una salida a su necesidad económica. En conversación con Insight Crime, un campesino de Cumaribo, Vichada, comentó que, al igual que muchos otros pobladores, la hoja de coca es su única fuente de ingreso por lo que tiene que recurrir a la resiembra como forma de subsistencia.
Por medio de información en terreno, Insight Crime ha podido comprobar que en algunos casos los mismos campesinos pagan a los soldados para que no erradiquen sus sembrados de coca o para que destruyan solo una parte de ellos, mientras registran que la erradicación fue total.