Cuando el papá también es mamá | El Nuevo Siglo
No todos los hombres abandonan a sus hijos, y hay quienes son los únicos que responden por ellos. / Camila Tuta - Cortesía
Viernes, 3 de Mayo de 2024
Redacción Nacional

En mayo se realiza la tradicional celebración del Día de las Madres. Sin embargo, hay hombres que, además de ser padres, también se vuelven madres, ante la ausencia de una mujer en el hogar.

El Pulso Social del DANE publicado en abril de este año señala que del total nacional en 2023, el 11,2 % de las personas que pertenecían a hogares con jefatura masculina eran pobres multidimensionalmente, disminuyendo 0,8 pp con respecto al año 2022.

 

Así las cosas, tres hombres que por diversas razones se enfrentaron a ser padres sin el apoyo de la mamá de los niños, compartieron su testimonio y cuentan cómo han afrontado ese trasegar.

Fortalecer los lazos

Es un proceso muy complejo, indica el padre de familia Alejandro Rodríguez, “en especial, para uno de hombre, ya que es muy difícil encargarse de ciertas tareas de las que habitualmente se encargan las mamás. En el caso personal he contado con el apoyo (aunque no ha sido un 100 %) de mi mamá y mi hermana, que me ha servido mucho para asumir esta situación”.

Lleva aproximadamente cinco años viviendo solo con los pequeños. Y destaca que una de las ventajas es que logra desarrollar una mejor relación con sus hijos, entenderlos más, ya que por lo general el padre suele estar retirado del ambiente familiar. Así como “estar pendiente de los chicos en las tareas, en los trabajos, en las actividades, y hacerles acompañamiento en el colegio”; y no solo eso, pues han logrado tener la confianza de contarse las cosas que deban saberse, “un espacio de diálogo”.

No obstante, Rodríguez afirma que aunque es difícil no tener la perspectiva de la mujer como madre, con el tiempo se empiezan “a entender muchas cosas, a conocer mucho más a los hijos y se fortalecen muchos lazos”.

“Esto es lo que implica la situación de ser un padre solo: estar pendiente de que los niños desayunen, almuercen, estar pendiente de ir al médico y los controles”, añade, mientras cuenta que se ha vuelto un poco “sobreprotector”. 

El papá concluye que “asumir el rol completo de estar pendiente de todas las situaciones es un reto bastante grande y hay que saber asumirlo, saber afrontarlo”, pues al final, sus hijos son su inspiración y el motor por el que cada día luchan por seguir adelante.

El reto antes de los 20 años

Wilson Olarte desde los 18 años se hizo padre de dos niños que se llevan siete meses y son de mamás diferentes. “El niño mayor me lo dejaron a los tres meses. Cuando eso pasó, yo estaba fuera de la ciudad. Me lo llevó para que yo lo viera y lo tuviera, y… de visita se quedó el niño. La mamá volvió a los seis o nueve meses; al año siguiente volvió, como cuando tenía dos años, y después no volvió a aparecer”, manifestó a EL NUEVO SIGLO.

La mamá del otro niño, en cambio, “me lo dejó cuando tenía cerca de ocho meses. Ella sí venía esporádicamente y estaba medio pendiente”, agregó Wilson. 

“El proceso con mis hijos fue muy bonito, porque en los momentos que yo los tuve era un muchacho que apenas estaba empezando a trabajar. Yo era panadero y con eso empecé a sacarlos adelante; me ayudaban mi mamá (cuando podía) y mis hermanos a cuidarlo, cuando de pronto yo no estaba”, explica.

Su señora madre fue un pilar para poder enfrentar la compleja situación, “tanto así, que mis hijos a ella le dicen mamá, incluso se enteraron de que no era la mamá como a los siete añitos, que empezaron a preguntar cosas”.

“Tuve a los niños y empecé a trabajar duro, comencé a emprender porque mi sueldo no me alcanzaba; se me dio la oportunidad de tener un negocio y poco a poco así los he ido sacando adelante”, comenta.

“Gracias a Dios, mis hijos siempre han estado conmigo”; además, dijo con gracia que el refrán que reza que "los niños traen el pan debajo del brazo", en “mi caso es literal, porque yo me dedico a la panadería”.

Olarte señala que el tema sentimental del amor que reciben los hijos de la mamá, en cuanto a la ausencia, pese a que “nadie lo cubre, se trató de suplir con el amor de mi mamá, que es la abuelita de ellos”.

La pelea por los hijos

Juan Manuel García explicó a este diario que luego de tres años de convivir con su esposa y tener un hijo, decidieron separarse. El menor inicialmente se fue a vivir con la mamá, pero no estaba en las mejores condiciones, por lo que él tuvo que asistir en diversas ocasiones a una comisaría de familia para tener la custodia del menor.

Cuando el niño pasó a vivir con Juan, pese a que la mamá respondía por él, la responsabilidad de la manutención y atención del menor mayoritariamente recayó sobre su padre. Incluso, en el primer año de la separación se debían esos meses al jardín del pequeño, lo que lo obligó a doblarse en los turnos y tener más de un empleo.

El padre explicó que tras varios intentos de tener consigo a su hijo, la mamá accedió a entregárselo justo cuando necesitaba mudarse a Israel, pero ello fue favorable para él.

Para mantener a su hijo y cubrir sus necesidades, García manifestó que trabajaba como asesor comercial en el día, mientras en las noches laboraba en un bar, pues los gastos eran elevados y con el salario de un solo empleo no lograba solventarlos todos. Sumado a eso, Juan debía responder económicamente por su padre, lo que hizo que la carga financiera por la que respondía, se acrecentara.

Por un tiempo, y con el objetivo de brindarle un mejor futuro a su hijo y para sí mismo, Juan estudiaba en las noches Comunicación Social, luego de trabajar en ventas. 

La ley

El papá Rodríguez afirma que la ley reconoce como padre o madre cabeza de hogar a aquella persona que está encargado de la manutención y el cuidado de los hijos sin que reciba ningún tipo de ayuda. Cuando la persona recibe algún tipo de apoyo, o aportes económicos, deja de figurar como cabeza hogar.

De igual manera, Alexánder Hortúa, un joven padre que habló con EL NUEVO SIGLO, fue enfático en que la ley da prioridad a las madres, sin importar cual sea su conducta, dado que en algunos casos se tiene a los menores en condiciones que no son las mejores para que crezcan, pero es muy difícil obtener la custodia de los niños. 

Juan García coincide en que a las madres en Colombia se les da prioridad sobre los padres, es decir, sin importar el proceder de las mismas, mientras le brinden al menor un techo donde vivir, los niños permanecerán con ellas.