LOS resultados de la Prueba Pisa que se presentó en 2018, permite varias interpretaciones. Una de ellas los cambios históricos en los primeros lugares. En las dos primeras ediciones de la prueba 2000 y 2003 el país con los mejores puntajes fue Finlandia y surgió una moda, ir a Finlandia, ver qué enseñan y cómo lo enseñan y pretender implementar políticas finesas en las escuelas para nuestro caso las latinoamericanas.
En el área administrativa del sector educación suelen llegar personas que pretender copiar modelos para entregar resultados o indicadores de éxito en un corto tiempo, entonces al ver los resultados lo más fácil es ir a buscar los países con los mejores puntajes, por ejemplo Finlandia, Canadá, Corea del Sur o Japón, quienes fueros lo primeros en la prueba de 2000. Se copiaron modelos sin entender el contexto, los procesos de formación docente y el nivel de exigencia. Finlandia también salió a comentar sus innovaciones, pero para sorpresa de muchos, los estudiantes que presentaron la prueba en el 2000 tuvieron su formación escolar en los noventas, una época donde en el país nórdico primaba la herencia soviética de la exigencia en la escuela, la disciplina, el currículo escolar definido. Pero claro, salir a afirmar que la educación más exitosa era tradicional no quedaba bien visto en una sociedad que considera que la innovación, la tecnología y la libertad de los estudiantes son las herramientas del éxito.
Entonces Finlandia empezó a realizar cambios para justificar que no era la educación tradicional de altos niveles de exigencia, y aparecieron noticias a finales de la primera década del 2000, que el país eliminaba las tareas, que el currículo iba a ser flexible, que lo importante era la felicidad de los niños. Seguramente los niños son más felices, pero los resultados en las pruebas cayeron. Hoy Finlandia no está en los primeros lugares, salió de los primeros diez países en ciencias y matemáticas, mientras que en lectura, área donde siempre fue primero ahora es sexto, entonces ¿dónde quedaron reflejados los cambios innovadores de la educación? La respuesta, parece que la innovación no está evidenciando un aprendizaje efectivo en las áreas básicas.
Hoy los líderes de la prueba son China, y sus dependencias: Macao, Hong Kong, además de Singapur y Taiwán. En estos países no hay demasiadas libertades para los estudiantes, la formación sigue siendo tradicional, la exigencia alta y la demanda de tareas y trabajos rigurosa. Entonces, copiar pierde sentido, cuando no se conocen las realidades locales, la diversidad, los contextos sociales.
Latinoamérica debe trabajar en la calidad de la educación, un tema que se ha quedado rezagado. Las prioridades de la educación en la región se han orientado a las reivindicaciones sociales, a las mejoras salariales de los docentes, se ha invertido en infraestructura, pero muy poco en calidad, en sistemas de evaluación eficientes y que muestren una evolución del proceso.
Por ejemplo, sin ir muy lejos, el Icfes eliminó la geografía de la prueba Saber, las Sociales se convirtieron en una prueba de competencias ciudadanas, se abandonaron los contenidos con el argumento que se evalúan son competencias y no saberes. Entonces cuando se define que no es necesario un currículo, o que el mismo es abierto, y evaluamos otras cosas, no sabremos si lo que invertimos en educación se está reflejando en aprendizaje.
En la Prueba 2018 aparecen en los primeros puestos países que nunca han estado en el radar de los exitosos en educación como Polonia, Eslovenia, Irlanda y Portugal. Habrá que indagar cómo funcionan sus modelos y cómo se enfocan en la calidad.
La recomendación para las futuras administraciones en educación, es inversión y proyectos de calidad en la escuela, currículo, metodologías y formas de aprendizaje y un sistema de evaluación coherente y constante. Y a los gurús de la educación no agitar tan rápido las banderas de la innovación y de los modelos exitosos sin conocer de fondo su origen y los resultados. No despreciar la educación tradicional, hoy algunos salen a proponer cambios en el modelo educativo sin haber pisado una escuela, no se puede cambiar lo que no se conoce. Hay que conocer, rescatar experiencias exitosas y fortalecer la calidad de la educación colombiana.