La Asociación Corporativa de Recicladores de Bogotá, ARB, una organización de recicladores que, desde su fundación en 1990 se ha dedicado a la recuperación de millones de toneladas de residuos reciclables en la ciudad capital, denunció a EL NUEVO SIGLO que la Superintendencia de Servicios Públicos los está sancionando de manera indiscriminada.
Durante los últimos meses entraron muchas nuevas organizaciones de recicladores a la actividad comercial y de acuerdo con la ARB la Superintendencia de Servicios Públicos no tuvo ningún control en el registro de estas nuevas organizaciones.
“Estamos teniendo problemas porque frente a estas nuevas organizaciones incluso nosotros dudamos que tengan el número de toneladas que reportan. Al haber una falta de control, nosotros no sabemos si estas nuevas organizaciones son efectivamente de recicladores o si efectivamente sí recogen material reciclable y la entidad encargada de la vigilancia no tiene una capacidad mayor y por eso pretende castigarnos a todos restringiéndonos el número de toneladas”, comenzó por explicarle la situación a este Diario la representante legal de la Asociación, Nohora Padilla.
Adicionalmente, de acuerdo con la representante Padilla la Superintendencia también está poniendo en duda la cantidad de toneladas de material que registran mensualmente organizaciones que llevan entre 20 y 30 años en este trabajo, y que tienen 600, 700 e incluso más de 1200 recicladores en el sistema de recolección como es el caso de ARB.
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Aplazamientos
Ahora bien, ¿cuál es las sanción que más preocupa a la Asociación? La medida que más les inquieta es el aplazamiento de las publicaciones, lo que significa que se le retiene el reporte a todos los prestadores.
“La Superintendencia ha comenzado a aplazar las publicaciones por medio de las cuales nosotros podemos hacer efectivo el cobro del servicio. Entonces en lugar de aplicar la vigilancia a los que van llegando, y frente a los cuales tendrían que tener un mecanismo de prevención, en vez de eso, simple y sencillamente han aplicado un mecanismo de sanción para todo el mundo”, añadió la representante legal de la ARB, quien explicó que cada Asociación recicladora mensualmente debe reportar ante la Superintendencia la cifra de toneladas que recoleta para reciclaje. “Le entregamos la lista pero ellos deciden si la publican o no la publican”, añadió.
Vale decir que esta es una sanción que la Superintendencia comenzó a aplicar desde el pasado mes de diciembre y eso tiene un efecto sobre los recicladores, pues ellos salen a trabajar, a cualquier hora del día o de la noche, confiados no solamente en que podrán vender sus materiales y en que la organización hará una formalización de esa venta, sino que también tendrán un nuevo ingreso por remuneración del servicio.
Un trabajo indispensable
Punto aparte, la ARB explicó que en sus bodegas se le da un proceso de valor agregado a los materiales reciclados, los cuales vuelven a ponerse en la cadena de valor de insumos para que las empresas de producto final, como por ejemplo las papeleras, puedan volver a sacar productos de consumo masivo.
“En Bogotá se recuperan aproximadamente entre 70.000 y 90.000 toneladas al mes de todo tipo de materiales: cartones, papeles, periódicos, vidrios y metales, y en la capital están inscritas alrededor de 300 organizaciones de recicladores. Nosotros agremiamos a 19 organizaciones y tenemos asociados a unos 3.500 recicladores de oficio. Somos la organización más grande que tiene el país”, añadió.
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Más reciclables en pandemia
Punto aparte, para esta asociación el año de la pandemia fue difícil, en la medida en la que tuvieron que adoptar medidas y políticas que antes no tenían como el uso de elementos de protección, la desinfección de materiales, la desinfección permanente de manos, los protocolos de protección y de bioseguridad en bodegas y el aumento en la frecuencias de aspersiones.
No obstante, durante el año pasado, indicó Padilla, se incrementó de manera sustancial la actividad.
“En términos generales nosotros mantuvimos la recolección sin mayores tropiezos. A veces las alcaldías locales impedían que los trabajadores hicieron su labor y que las bodegas ejercieron su papel, pero fuimos superando las circunstancias. Además el material no solo se ha reducido sino que aumentó porque ahora los hogares consumen más productos a domicilio, alimentos en específico, y el número de envases y empaques se ha incrementado”, finalizó diciendo la representante legal de la asociación de recicladores más grande del país.