Protestas callejeras tenían lugar en varias ciudades de Brasil este sábado, día de la independencia, y en Rio de Janeiro y Brasilia manifestantes se enfrentaron con la Policía, que intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y gas pimienta.
Varios grupos convocaron a manifestaciones en más de 100 ciudades del país a través de las redes sociales, pero son hasta ahora significativamente menores a las de junio, cuando más de un millón de personas protestaron contra la corrupción, el millonario gasto público para el Mundial de fútbol de 2014 y por salud, educación y transporte de mejor calidad.
En Rio, un grupo de más de 100 manifestantes, algunos enmascarados, invadieron el desfile militar por la independencia en el centro. La Policía disparó gases lacrimógenos cerca de los espectadores, muchos de ellos familias con niños, que corrían para protegerse de los gases, constató la AFP.
Nueve personas resultaron heridas, según la secretaría municipal de Salud, y al menos 12 manifestantes fueron detenidos, indicó la Policía Civil.
La Policía persiguió a varios manifestantes que se escapaban por calles laterales, disparando balas de goma, según el sitio de noticias G1. Una agencia bancaria fue destrozada por manifestantes, añadió.
Ni el alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, ni el gobernador del estado, Sergio Cabral, asistieron al desfile.
Más tarde, después del mediodía, varios cientos de manifestantes continuaban sus protestas en el centro de la ciudad, bajo una fuerte vigilancia policial.
De izquierda y de derecha
"La educación brasileña es una vergüenza, los salarios también, se invierte en iniciativas privadas en vez de en iniciativas públicas", denunció a la AFP Eduardo Marques, de 25 años, que se acaba de graduar como profesor y exige "la inserción social de todos los brasileños".
No todos los manifestantes son de izquierda: algunos como Paula Cohen, una empresaria inmobiliaria de 32 años, exigen una intervención militar que ponga fin al gobierno de Dilma Rousseff.
"La insatisfacción del pueblo de bien, del que trabaja, es de 1.000%. Desde que llegó al poder, este gobierno del PT (Partido de los Trabajadores, izquierda) ha destruido el país (...). Estamos a favor de una vuelta de los militares", dijo Cohen.
La seguridad fue reforzada en todas las ciudades, sobre todo en Brasilia, donde Rousseff participó sin incidentes del tradicional desfile militar a bordo de un automóvil oficial.
Sólo 5.000 espectadores asistieron al desfile en la Explanada de los Ministerios, que tenía lugar para 24.000 personas.
Tras el fin del desfile, unos 2.000 manifestantes contra la corrupción marcharon hacia el Congreso, y se registró un enfrentamiento con la Policía, que lanzó gas pimienta contra algunas personas.
"Queremos mejoras en la educación, reforma política y democratización de los medios, las protestas de junio sirvieron para presionar al Congreso para que apruebe medidas, tenemos que mantenerlas vivas", dijo a la AFP Philip Leite, del movimiento estudiantil Kizamba.
Cárcel móvil para políticos corruptos
Un grupo de manifestantes se paseaba con una cárcel móvil para llevar simbólicamente a políticos corruptos a la cárcel, y otro llevó cubos y escobas para "limpiar" el Parlamento.
Está previsto que las manifestaciones duren todo el día. En Brasilia, coincidirán en la tarde con un partido amistoso de la selección brasileña contra Australia en el estadio mundialista Mané Garrincha.
La Policía de la capital federal advirtió que los manifestantes enmascarados serán detenidos e identificados, una medida que ya comenzó a entrar en vigor en Rio para impedir actos de vandalismo.
Rousseff dijo el viernes por la noche en un mensaje a la nación que "la población tiene todo el derecho de indignarse con lo que está errado y exigir cambios", pero pidió no dejar que "una capa de pesimismo lo cubra todo y empañe lo más importante: Brasil avanzó como nunca en los últimos años".
La popularidad de Rousseff cayó de 63% a 30% tras las protestas de junio, pero ha mejoró a 36% a inicios de agosto tras anuncios de más inversiones en servicios públicos y su decisión de impulsar una reforma política.
En Sao Paulo, la mayor ciudad del país, una manifestación bloqueó el tráfico vehicular en parte de la céntrica avenida Paulista, pero no se registraron actos de violencia.
"Vine hoy porque quiero una casa digna (...). Esta es una marcha pacífica por vivienda digna y también por salud y educación", dijo a la AFP Regina Silva, de 50 años./AFP