Veintiocho reos murieron y otros tres resultaron heridos el jueves durante una "riña" al interior de una cárcel de Acapulco, un turístico puerto del Pacífico mexicano del violento estado de Guerrero, informó un portavoz de seguridad.

En la madrugada, en el "centro de reinserción social de las Cruces, se registró una riña entre internos resultando 28 muertos y tres lesionados", dijo en conferencia de prensa Roberto Álvarez, vocero de seguridad de Guerrero.

La pelea se inició "por la pugna permanente de grupos contrarios en el interior del penal", precisó.

Tras estos hechos, las autoridades ordenaron un operativo conjunto de la Policía Estatal, la Policía Federal y el Ejército, que contó con el apoyo de dos helicópteros.

Estos uniformados "tomaron el control de todas las áreas y módulos" del penal, así como de su perímetro externo, aseguró Álvarez.

En tanto, agentes de la fiscalía local realizan trabajos de investigación y de levantamiento de cadáveres en área de la cocina del penal, en un patio y en el área de visitas conyugales, precisaron las autoridades, que en un principio habían informado de cinco muertos.

El enfrentamiento entre grupos delictivos rivales ocurrió en el módulo de alta seguridad de este penal que alberga a reclusos que purgan delitos de orden federal.

Guardias penitenciarios reportaron que cuatro de las víctimas habían sido degolladas, según un reporte interno de la policía estatal.

El mismo informe refiere que, casi una hora después de iniciada la riña, también se escucharon detonaciones de arma de fuego en los dormitorios de máxima seguridad y posteriormente unos 500 presos se concentraron en el patio principal de forma pasiva. 

En junio pasado, al menos siete personas murieron, tres de ellas policías, en un operativo policial para recuperar el control del penal de Ciudad Victoria en Tamaulipas (noreste), que ya había sido escenario de fugas y enfrentamientos entre los reos.

Las cárceles mexicanas, principalmente las que están bajo el control de gobiernos estatales, son escenario de motines, asesinatos o fugas, y la mayoría presentan graves problemas de hacinamiento.

Guerrero, además, es uno de los estados más pobres de México y uno de los más golpeados por el narcotráfico y el crimen organizado, en medio de disputas por control de territorios y actividades delictivas entre diversas bandas criminales.