El ejército y los rebeldes enviaban refuerzos hacia Alepo, la segunda ciudad de Siria, donde libran una "batalla decisiva" para el régimen de Bashar al Asad, confrontado desde hace casi 17 meses a una insurrección popular.
La mitad de los 300 observadores de Naciones Unidas en Siria abandonaron el país el martes y miércoles y, si no se atenúa sensiblemente la violencia, los restantes se irán cuando venza la prórroga de 30 días de la misión votada el pasado 20 de julio por el Consejo de Seguridad, indicó el jefe de la misión de los cascos azules, Hervé Ladsous.
Por su parte, Rusia calificó la posición de Estados Unidos de "justificación del terrorismo", acusando a Washington de no haber condenado el atentado del 18 de julio en Damasco, en el que murieron varios dirigentes del régimen.
También en el plano diplomático, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a la comunidad internacional a detener "la matanza" en Siria, en declaraciones realizadas en el parlamento de Bosnia, en Sarajevo.
"Cientos de rebeldes procedentes de todo el norte de Siria están llegando a Alepo en lo que parece ser la batalla decisiva", declaró el corresponsal de un diario sirio en la ciudad.
"Una decena de barrios periféricos están aún en manos de los rebeldes y en la ciudad se escuchan bombardeos y tiros de armas automáticas", añadió este corresponsal.
Rami Abdel Rahman, presidente del opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña, confirmó esta información.
"En las últimas 48 horas han estado llegando refuerzos del ejército sirio por la ruta internacional Damasco-Alepo. El martes los rebeldes atacaron un convoy militar en esta ruta entre Maaret el Nooman y Jan Cheijun (al sur de Alepo) para retrasar la llegada de estos refuerzos", dijo el presidente del OSDH.
Según este último, "se trata de una batalla decisiva y el régimen está enviando refuerzos para impedir que los rebeldes tomen las sedes de los servicios de seguridad del partido Baas (en el poder en Siria desde 1963) y edificios públicos".
Segunda ciudad de Siria, con 2,5 millones de habitantes, y centro económico del país, Alepo se encuentra sumergida desde el viernes en la guerra civil que sacude al país.
La rebelión popular contra el régimen de Asad se fue militarizando a medida que era reprimida. Al comienzo, en marzo de 2011, las manifestaciones contra el régimen eran pacíficas.
En Damasco, el ejército regular, que tomó nuevamente el control de la mayor parte de la capital, parece haber consolidado su posición, tras los ataques del martes en los barrios Qadam y Aasali, dos de los últimos focos de resistencia en el sur de la capital, según el OSDH.
En las zonas que escapan al control del régimen de Asad, los sirios "liberados" se organizan poco a poco mediante consejos revolucionarios o tribales y jefes militares y políticos para defenderse y paliar la falta de alimentos básicos.
En este contexto, Turquía anunció este miércoles que impedirá a los ciudadanos turcos entrar a Siria por los tres pasos fronterizos que los rebeldes sirios controlan desde la semana pasada. Los extranjeros que deseen atravesar la frontera en dirección a Siria deberán firmar un documento con informaciones sobre los peligros que encontrarán.
Por último, el oficial de mayor rango en desertar del ejército sirio, el general Manaf Tlass, a quien se consideraba cercano a Asad, pidió en su primera declaración pública desde su deserción el 6 de julio, la unión del pueblo sirio "con el fin de construir una nueva Siria".