Monumentos, con doliente público y privado | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Octubre de 2014

La mayoría de los monumentos al aire libre que adornan plazas y algunos separadores de avenidas en Bogotá se encuentran en alto grado de deterioro: sucios, con grafitis, algunos rotos, otros abandonados.

El balance fue dado a conocer en el Foro Internacional Memoria Urbana de la Calle 26, organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), certamen en el que fueron presentadas experiencias nacionales e internacionales de trabajo conjunto entre el sector público y privado para la recuperación y valoración de los monumentos ubicados en el espacio público.

Una de las propuestas trabajadas fue la del programa Adopta un Monumento, una iniciativa del sector público y privado para preservar y exaltar el valor histórico y cultural que tienen los monumentos de la ciudad.

“El patrimonio cultural hace parte de la construcción de identidad de la ciudad, y es por eso que un museo vial, como el que existe en la calle 26 en Bogotá, ofrece a través de sus monumentos una puerta de entrada a nuestra cultura”, dijo Germán Mejía, uno de los expertos invitados.

Los monumentos hacen parte de la estructura urbana de la ciudad, de sus dinámicas económicas y sociales, pero también de sus contenidos culturales e históricos; factores que en el contexto global brindan más herramientas para la competitividad, y constituyen una oportunidad para fomentar los procesos de apropiación social y de construcción de ciudadanía.

Para la presidenta de la CCB, Mónica de Greiff, se busca generar conciencia sobre los procesos de apropiación social del patrimonio y resaltar la importancia de los monumentos como parte de la estructura urbana y del espacio público de la ciudad.

“Ocuparse del patrimonio cultural de una ciudad, y por lo tanto, de su desarrollo y cuidado significa hoy generar nuevas y más eficaces herramientas de planificación y gestión del mismo, bajo la premisa de que el patrimonio cultural es ante todo un vector de construcción de ciudad y de recuperación de la memoria social e histórica de los bogotanos”, señaló De Greiff.