El presidente francés, François Hollande, y la jefa de gobierno alemana, Angela Merkel, minimizaron sus diferencias sobre Malí y las cuestiones económicas ayer, un día antes de la celebración en Berlín de los 50 años de amistad franco-alemana.
Relajados y sonrientes, los dos dirigentes resaltaron aquello que les une ante unos 200 jóvenes franceses y alemanes, reunidos durante un debate de una hora y media retransmitido por la cadena de televisión Arte.
A continuación, Hollande y Merkel se reunían en una cena de trabajo, lejos de micrófonos y cámaras, para tratar asuntos internacionales, entre ellos Malí.
Los dos dirigentes se concentraron en alabar las virtudes de la amistad franco-alemana, cuyos fundamentos se establecieron hace 50 años con la firma del Tratado del Elíseo, cuando ellos únicamente tenían ocho años, remarcaron.
La canciller no excluyó la posibilidad de proporcionar más ayuda a Francia en su operación militar en Malí contra los islamistas armados, prometiendo evaluar en cada etapa las posibilidades de su país y "no dejar caer" a su socio.
Por el momento, la participación alemana en Malí es discreta y Berlín se limitó a enviar dos aviones, instructores para formar a las tropas africanas y ayuda humanitaria.
"Alemania no tiene una gran experiencia en África", a diferencia de Francia, dijo Merkel y recordó que su país todavía mantiene soldados en Afganistán mientras que Francia ya retiró a sus combatientes.
Por su parte, Hollande se felicitó del "apoyo inmediato" de Alemania y de Europa a la operación francesa en Malí, aunque lamentó que la Europa de la Defensa progrese "muy lentamente", ante lo que Merkel asintió.
Hollande reconoció que su país tenía "un problema de competitividad", en un momento en que numerosas voces se inquietaron en Alemania, primera potencia económica europea y primera contribuyente a los fondos de rescate de los países en dificultades de la zona euro, ante una caída económica de su vecino.
"Alemania hizo esfuerzos" mientras que Francia "perdió tiempo", constató y subrayó que había que "dar alcance a Alemania".
Merkel admitió que no existe un único modelo de desarrollo económico, aunque la potencia exportadora del Made in Germany es citada a menudo como ejemplo.
Los dos dirigentes defendieron para los jóvenes un "Erasmus" en el ámbito de la formación profesional siguiendo el modelo de los intercambios europeos entre universidades.
El programa Erasmus tiene que ser una "posibilidad para todos los jóvenes y no solo para aquellos que están en las carreras de excelencia", declaró Hollande. "En Europa hace falta que los obreros, que todo el mundo pueda aprender un idioma extranjero", estimó la canciller, que a menudo insiste en la importancia de la movilidad de los trabajadores en Europa para luchar contra el desempleo.
El martes, los dos países celebrarán su amistad con la reunión de los dos gobiernos en un consejo de ministros en la cancillería, a continuación con una reunión de los diputados del Bundestag y de la Asamblea Nacional en el Reichstag y el senado francés y el Bundesrat harán lo mismo.
La jornada terminará con un concierto de la Filarmónica de Berlín con una pieza alemana del compositor Ludwig van Beethoven y una del francés Camille Saint-Saëns.