El Millonarios de hoy es un equipo desconcertante, lejos de ese quipo que seducía a sus aficionados.
De la misma manera que cae goleado un día, al otro puede jugar un buen partido, como lo hizo ayer en Manizales, en donde ilusionó con la posibilidad de una victoria, de no ser por el golazo de tiro libre de Johan Arango.
El control de las acciones en el estadio Palogrande fue alterno. Inició el local con la posesión de la pelota, pero después del minuto 15, los visitantes se hicieron al útil y le generaron problemas al Blanco Blanco, al punto que Anderson Plata, quien por fin apareció como hombre en punta, estrelló un remate en el vertical.
Luego, los dirigidos por Flavio Torres, retomaron el control de las acciones e inquietaron el pórtico defendido por Nelson Ramos, pero sin certeza en la puntada final por lo que se fueron al vestuario con un 0-0 en la pizarra y un empate en disparos estrellados en los maderos de 1-1.
Para la segunda mitad el panorama no fue diferente. Dominio alterno, búsqueda del arco rival, aunque los azules se vieron un poco más tirados a atrás y con Anderson Plata como único hombre luchando contra la zaga adversaria.
En una de esas acciones aisladas, Plata fue a presionar la salida de la defensa alba, ganó el balón en su propio terreno, corrió, eludió al arquero Cuadrado y definió para el 1-0 y premio a su sacrificio y al gran partido que jugaba.
Con el resultado a su favor los visitantes se apropiaron del balón, pusieron condiciones, lucieron solventes en el control de sus rivales, pero aparte de que Fabián Vargas se fue por lesión, vino la paridad del Caldas en un tiro libre que cobró Arango y pegó en Izquierdo.
A renglón seguido fue expulsado el panameño Román Torres y empezaron las complicaciones para Millonarios que vio cómo el rival tomó fuerzas y se le fue encima.
Plata se cansó de correr arriba y cedió su lugar a Reina y ya sobre el final, en tiempo de reposición ingresó Agudelo, pero ya era muy tarde como para pensar en que el técnico Español Juan Manuel Lillo quería la victoria.
Si bien Millonarios necesita sumar de a tres, el empate le da un respiro en esa racha de malos resultados, tanto en la Liga como en la Copa Postobón.
Aun así, mucho tendrá que trabajar el técnico Lillo, sobre todo en la parte mental en este equipo que se ha ido resquebrajando, que perdió confianza y que no encuentra la solidez que lo condujo a la liguilla en el torneo anterior.
Queda la tranquilidad de que ante un rival grande, complicado, que sale a ganar, Millonarios respondió positivamente y que le jugó de igual a igual.
Pero ello no es suficiente en los actuales momentos en los que, para recuperar la confianza de los aficionados, necesita ganar y, ante todo, causar una buena impresión y ésta no se logra cometiendo errores defensivos y sin esa tenencia del esférico en el sector medular en donde se nota la ausencia de Ómar Vásquez.
José Izquierdo y Johan Arango hacen en el Once Caldas una llave productiva, pero el volante que juega con el número 11, se irá al Brujas de Bélgica, por lo que el técnico Torres tendrá que buscar quién haga el trabajo que el joven jugador le venía realizando.
Los locales conservan su esencia, con un gusto por el fútbol bien jugado, ofensivo y hay que reconocer que ayer Millonarios logró controlarlo por ratos, en un partido que resultó intenso por un buen lapso.
Para Millonarios pueda ser que este empate a domicilio le dé la tranquilidad que requiere para salir de ese mal momento y que ya el técnico Lillo sabiendo que tiene en Plata a un hombre que está para ser titular, las cargas se recompongan, máxime que al frente, en la siguiente fecha de la Liga, viene el clásico ante Santa Fe, que tampoco es que marche muy bien.