Con un doblete de Iván Ochoa, México llegó por segunda vez consecutiva a la final del Mundial Sub-17 al golear 3-0 a Argentina, en Abu Dabi, en un duelo que se le allanó con un penal atajado por Raúl Gudiño y la expulsión del argentino Joaquín Ibáñez.
Los chicos de Raúl Gutiérrez, quien fue campeón hace dos años en su tierra con pleno de triunfos en la segunda conquista tricolor en la categoría, sacaron provecho del golpe psicológico que significó el penal fallado por el argentino Sebastián Driussi (3) y castigaron con goles de Ochoa (5, 21) y Marco Granados (86).
"Estoy muy contento porque despues del inicio (del campeonato) el equipo se sobrepuso, hizo lo que sabía y merecidamente se ganó una semifinal contra otro gran equipo como Argentina. Será muy lindo jugar otra final", afirmó el Potro Gutiérrez.
Ahora, México buscará el viernes en la capital emiratí el tricampeonato ante Nigeria, que en la segunda semifinal doblegó 3-0 a la debutante Suecia en Dubái.
Los chavos del Tri querrán revancha de aquel humillante 6-1 que les metieron los nigerianos en el debut de la llave F. "Ahora sabemos cómo juegan y vamos a corregir los errores", apuntó el lateral Osvaldo Rodríguez.
Este martes el misterio del partido quedó prácticamente enterrado cuando el argentino Joaquín Ibáñez vio la tarjeta roja por una fuerte entrada sobre Omar Govea, a los 31 minutos. Argentina terminó con nueve hombres por expulsión de su portero Augusto Batalla sobre el final.
Los mexicanos dieron muestra de gran recuperación a lo largo del torneo. Tras arrancar con el famoso 1-6 ante Nigeria, se levantaron con triunfos ante Irak (3-1), Suecia (1-0), Italia (2-0) en octavos y Brasil (11-10 por penales tras 1-1) en cuartos de final.
En cambio, Argentina volvió a estrellarse con la barrera de semifinales en una Copa del Mundo, al perder por quinta vez en esta instancia, a la que llegó en Emiratos-2013 en forma invicta luego de empatar 1-1 con Irán en el debut y después encadenar cuatro triunfos seguidos contra Austria (3-2), Canadá (3-0), Túnez (3-1) en octavos y el campeón africano Costa de Marfil (2-1) en cuartos.
A los 30 minutos, el partido quedó prácticamente sentenciado con un guión de terror para los campeones sudamericanos: a los 3 minutos al goleador Driussi le atajaron un penal, dos después Ochoa puso arriba al Tri, a los 21 gritó su doblete y a los 31 Joaquín Ibáñez, su inesperado artillero con 4 dianas en el torneo, vio la tarjeta roja por un pisotón a Omar Govea.
En ese momento, Grondona se dio cuenta que no podría cumplirle el sueño a su padre, presidente de la Federación argentina, de completar su colección de trofeos internacionales, ya que el título Sub-17 es el único que le falta.
Esta es la tercera vez que el Tri llega a una final, y siempre que arribó a esa instancia terminó con la corona, como en Perú-2005 ante Brasil (3-0) y en México-2011 frente a Uruguay (2-0).
La historia podría haber sido diferente este martes si Driussi hubiera marcado el penal que le cometió a él mismo Salomon Wbias, pero Gudiño, héroe ante Brasil en la tanda de penales, volvió a convertirse en un pulpo gigante y le tapó el remate fuerte a la izquierda (3).
A los 5 minutos, con un centro que cabeceó Wbias y dejó solo a Ochoa, que metió una bomba y fusiló al meta Augusto Batalla, México se puso en ventaja y duplicó con un toque de Ochoa, algo adelantado, quien gritó el tercero de su cuenta personal en el torneo tras un centro frontal que bajó Ulises Jaimes.
Driussi lo buscó de todos lados, pero estaba muy fallón y nunca pudo aprovechar las asistencias de Leo Súarez o Iván Leszczuk, en una jornada que también consagró a manos de hierro Gudiño, infranqueable cuando lo probaron.
El ingresado Marco Granados decretó la goleada con un remate fuerte al palo izquierdo de Batalla, tras asistencia de Govea, cuando los chicos argentinos ya estaban casi en llanto por el sueño roto.