Metas, cumplimientos y debates | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Enero de 2018
  • Más allá de las promesas de enero…
  • ¿Qué quieren las nuevas generaciones?

 

En la natural baja agenda noticiosa de comienzos de año siempre hay un tema recurrente en los medios de comunicación e incluso en las reuniones familiares y de amigos, y es el referido a qué tanto los colombianos cumplen con las metas que se suelen poner en estos primeros días de enero. Los conceptos de los sicólogos y sociólogos suelen coincidir en que la mayoría de esos objetivos se quedan a medias o incluso en la sola intención, porque al poco tiempo las realidades, obligaciones ya contraídas y otros asuntos coyunturales se imponen en el día a día de muchas personas, impidiéndoles planificar a mediano o largo plazos. Es más, algunos estudiosos hablan de una especie de ‘cultura de sobrevivencia’ en muchas personas, en el entendido de que su enfoque está más dirigido a superar las contingencias semanales, quincenales o mensuales, que a pensar en un horizonte más lejano. Así, por ejemplo, en diciembre se piensa más en el pago de matrículas y semestres, luego en financiar regalos, festividades y vacaciones, y en enero la prioridad es costear útiles escolares, uniformes…

Hay una discusión entre quienes concluyen que el problema radica en que muchas personas se ponen metas que, en su interior, saben que les quedará muy difícil cumplir pero que necesitan en la idea de siempre tener un objetivo alto, ideal, altruista, importante y, sobre todo, de progreso y mejoría en sus vidas y las de los suyos.

Pero no faltan los expertos en estudios de conducta que consideran que lo mejor sería que cada persona se fijara unas metas y propósitos más cercanos, que realmente pueda concretar, no importa si son  pequeños o grandes, ya que por esa vía su actitud ante la vida sería distinta, más comprometida y responsable.

Aunque para algunos sectores poblacionales este sea un debate de poca importancia, que puede incluso hacer parte de toda la parafernalia sentimental propia del ambiente festivo y de nuevas perspectivas que trae todo comienzo de año, lo cierto es que, en el fondo, no deja de ser una discusión interesante en lo relativo a incentivar, sobre todo entre los más jóvenes, la capacidad de compromiso y esfuerzo en la búsqueda de objetivos concretos y realizables.

Tras varias generaciones de colombianos marcadas por el largo y cruento conflicto armado, en donde la planificación a mediano y largo plazos era difícil porque no se sabía cuándo la guerra podría alcanzar en entorno de cada quien, es claro que ahora, con menores riesgos de morir o resultar afectado por una acción armada ilegal -aunque la inseguridad urbana sigue disparada y las disidencias de las Farc así como el Eln, las bandas criminales y el narcotráfico se fortalecen-, esa capacidad de visualizar a más largo tiempo aumenta. Es allí en donde las metas de comienzo de año, cualesquiera sean, se tornan más importantes en el rumbo de vida de cada quien. Como se dijo, no es un asunto menor si se mira y analiza dentro de ese escenario.

¿Qué quieren los niños y jóvenes en Colombia? No es una pregunta fácil de contestar. Las encuestas y sondeos muestran realidades muy disímiles e incluso contradictorias. Algunos estudios sociológicos señalan que las generaciones más recientes en nuestro país están en una especie de transición propia de una sociedad que en las primeras dos décadas de esta centuria hizo una apuesta por superar el conflicto armado, primero por la vía militar y luego por la negociada, sin haber concretado ninguna de las dos opciones al cien por ciento…

¿Qué piensan esas nuevas generaciones? ¿Cuáles son sus expectativas, dudas, miedos y certezas? ¿Qué metas quieren imponerse y cuáles de ellas tienen la esperanza de cumplir?... Muchas preguntas podrían generarse al respecto pero es claro que la respuesta no es fácil. Hay mucha teoría al respecto y las hipótesis de los expertos también son muchas. Sin embargo, es positivo que en estos primeros días de enero se ahonde sobre esta clase de debates, ya que la agenda noticiosa suele estar baja, las vacaciones todavía están por terminar y el país está a media máquina en espera de que pase el “puente de Reyes”, cuando se normaliza el clima laboral, económico, social e institucional. Es evidente que las metas de cada persona se pone al comienzo de año son muy propias y personales, pero de la sumatoria de ellas puede salir ese “rumbo país” que hoy Colombia no parece tener claro.

 

 

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